sábado, 4 de enero de 2014

enero 04, 2014
MADRID, 4 de enero.- El Papa Francisco no deja de sorprendernos. Su personalidad y biografía dan cuenta de una persona impredecible y humilde, que con gestos de sencillez y cercanía se gana a la gente. Tanto es así que ha sorprendido gratamente a cinco monjas que viven en el Convento de las Madres Carmelitas Descalzas de Lucena, en Córdoba.


El día de Nochevieja, las monjas recibieron la llamada del Papa Francisco, quien les dejó un mensaje en el contestador. El sumo pontífice les decía: "¿Qué andarán haciendo las monjas, que no me pueden atender? Soy el Papa Francisco. Las quería saludar en este fin de año. Voy a ver si más tarde las puedo llamar. Que Dios les bendiga".


La comunicación se produjo a las 11:45 horas. El Papa cumplió su promesa y a las 19:15 horas repitió la llamada y, finalmente, logró conversar con la comunidad de religiosas. «No se dejen quitar la esperanza», señaló. (Escucha aquí el mensaje que el Papa dejó en el contestador).

Después, al escuchar el mensaje, la priora del convento, Sor Adriana, pudo hablar con el Papa durante unos veinte minutos. Sor Adriana y dos hermanas más son argentinas, al igual que Francisco. Con ellas conviven dos monjas más. Una venezolana y una lucentina, Yolanda Amaya. Las cinco son las únicas que, en la actualidad, viven en el Convento de las Madres Carmelitas Descalzas de Lucena. Sus días transcurren entre la oración y el trabajo para poder sacar adelante la pequeña congregación. Sus labores consisten en confeccionar ropa de bebé, cuadros hechos de tela o imágenes artesanas del Niño Jesús.

En 2012, celebraron los 400 años de existencia del convento en la localidad cordobesa. Seguro que nunca olvidarán cómo han empezado este 2014: con la felicitación del Papa Francisco. (elnortedecastilla.es / La Repubblica)