domingo, 12 de enero de 2014

enero 12, 2014
Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía 1346 / 13-I-14

Consumados los cambios a los artículos 25, 27 y 28 constitucionales e instalados en la ruta de aprobar las siete leyes reglamentarias, la más que importante letra chiquita, además de los posteriores contratos con los gigantes trasnacionales que dominan una parte del sector energético en la aldea global, los dirigentes del PRD privilegian en el discurso la unidad de las izquierdas y el movimiento social alrededor de su partido y sobre la consulta popular.

En el gobierno del instituto tricolor, David Penchyna, presidente de la Comisión de Energía del Senado, recuerda a Jesús Zambrano y Jesús Ortega, los famosos y estigmatizados Chuchos, que “La reforma constitucional del sector energético no será llevada a consulta popular como propone el Partido de la Revolución Democrática por ser materia de ingresos de la nación”, argumento que desde diciembre expuso el coordinador de los senadores panistas, Jorge Luis Preciado, como garantía de la naturaleza inamovible del proceso legislativo que culminó con la aprobación por la vía más que rápida, veloz y grotesca, en los congresos estatales, y que el intelectual favorito de los presidentes desde 1988, defendió como “una práctica parlamentaria”.


El hidalguense que aspira a despachar en el Palacio de Gobierno de Pachuca y probablemente el primer priísta del país lo apoye en materializar su gran sueño, jura: “Yo estoy convencido de que la reforma constitucional que hicimos bajo la norma constitucional vigente no es sujeta de consulta popular”, pero eso “no es un impedimento para que respecto a algunas de las 23 leyes secundarias, que se deben presentar antes del 24 de abril, se pida la opinión del sector privado”. Los dueños de México tienen garantizado el derecho a legislar.

Los dirigentes perredistas no sólo transmiten seguridad en que se realice la consulta popular en julio de 2015, sino laboran para que la reglamentación de ese básico derecho constitucional que como todos los que no tienen ley secundaria, adornan nada más a la Carta Magna.

Para ello, Zambrano Grijalva acordó con Gustavo Madero impulsar una alianza entre ambos partidos para sacar adelante en el próximo periodo de sesiones la reforma política del Distrito Federal, la consulta popular y las leyes reglamentarias que quedaron pendientes.

Alianza pertinente para obligar a los priístas al cumplimiento de las propuestas perredistas en el Pacto por México, lo cual significa que los dirigentes del sol azteca en buena medida fueron utilizados para que el gobierno actual arrancara en medio de un clima de colaboración multipartidaria y también para “pavimentar el camino para las reformas” que “desembocaron en la energética”, al decir de Martí Batres.

Lo que no suena convincente sino cándido, es que el pacto “está muerto, lo enterró el presidente Peña Nieto y su partido, con la traición (sic) del PAN, y negociaron por su cuenta, bilateralmente, y con ello están dándole muerte al pacto, que enterrado o no, está muerto”.

El hecho es que el grupo gobernante logró su objetivo estratégico de abrir desde la raíz el sector energético a la inversión privada trasnacional. Y esto fue posible gracias al Pacto por México, cuya autoría intelectual es de Ortega Martínez, si nos atenemos al juicio del presidente del PRD.

Así que cualquier proyecto de colaboración y lucha unitaria de las izquierdas por la consulta popular, no tendrá buenos resultados mientras se omita el análisis de estas responsabilidades centrales y todo gire alrededor de que el PRD “es la principal fuerza” y por ello está obligado a “velar por la unidad de la izquierda”, Morena privilegia la obtención de su registro o que la “alianza es de ciudadanos no de partidos”.

Acuse de recibo

Luis Miguel Barbosa, coordinador de los senadores del PRD, tardó 13 meses y 10 días para descubrir y sobre todo verbalizar en público: “El presidente Enrique Peña es de derecha”. Lo dijo dos veces a Adela Micha (Canal 2) porque la primera ocasión la muy protagónica señora cambió el tema de inmediato. Pero antes el senador poblano ponderó las virtudes del mexiquense y subrayó su respeto y hasta amistad… A 20 años del alzamiento zapatista las percepciones de la sociedad permanecen divididas: 48 por ciento de los encuestados por Parametría estima que “es un movimiento que se ha quedado en el pasado” y 44 por ciento que “es un movimiento vigente”. Por el contrario, 44 por ciento considera que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional “ha logrado mucho o algo por los pueblos indígenas” y 41 por ciento “poco o nada”… Un día como el 12, pero de 1925 nació Arnoldo Martínez Verdugo, el último secretario general del Partido Comunista Mexicano, quien fue promotor decidido e impar de la unidad de las izquierdas como vía para “la renovación de México”, también de la democracia política como el eje articulador del camino mexicano al socialismo, así como de la independencia de su partido respecto de cualquier centro internacional en Moscú, Pekín, La Habana…