jueves, 5 de diciembre de 2013

diciembre 05, 2013



Por los años de 1876 a 1877, se verificó en Mérida un duelo del que aún se guarda memoria. El Jefe de las Armas, General D. Lorenzo Vega, se enamoró de una bella yucateca, novia de don Vicente Cano y, no queriendo ostentarse como pretendiente, comisionó a su ayudante, el Capitán Carlos Linieiro, para que cortejase a la dama y molestase a Cano de cuantas maneras pudiese. El Capitán cumplió tan bien su encargo, que en una función de teatro llegó a amenazar a Cano con un látigo. El ofendido resolvió desafiar al ofensor, pero antes tomó lecciones de tiro hasta que llegó a derribar con pistola palomas al vuelo; su maestro fue don Gumersindo Ceballos.

Verificóse el duelo en una fría mañana de invierno por el barrio de la Mejorada; estaba concertado a tres tiros alternados de pistola. Después de los dos primeros sin resultado, los padrinos de Linieiro quisieron dar por terminado el lance; pero don Pedro Buenfil, padrino de Cano, se opuso, y, al tercer tiro de éste, el Capitán cayó herido en el abdomen. Murió al día siguiente, después de haber declarado caballerosamente que se había herido él solo al limpíar la pistola. 

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