Iluminan el cielo y entretienen a la mayor parte de la gente, pero hay algunos integrantes de las familias que no lo pasan bien con los fuegos artificiales: las mascotas.
Apenas comienzan a estallar, los animales comienzan con un comportamiento errático, se esconden, intentan escapar o, en el caso de los perros, ladran sin cesar hasta que el espectáculo termina.
Debido a un sistema auditivo más sensible que el nuestro, los animales sufren con la intensidad del ruido. Expertos añaden que exponerlos a este tipo de eventos puede causar desde estrés hasta un trauma.
Las recomendaciones para enfrentar las celebraciones de año nuevo sin mayores problemas con las mascotas es exponerlos a ruidos que ese día serán comunes, pero de manera gradual. Así los animales pueden acostumbrarse y perderle el miedo.
Hay otras personas que optan por llevar a sus animales a clínicas veterinarias o por darle calmantes naturales, que deben suministrarse con varios días de anticipación. (24horas.cl / La Repubblica)