sábado, 21 de diciembre de 2013

diciembre 21, 2013
Pedro Echeverría V.

1. No tengo remedio soy un pesimista irredento. Por más que participo de manera permanente y activa; así como me emociono cuando veo que los maestros de la CNTE –y muchos sectores de la población trabajadora- luchan en las calles y se plantan (yo con ellos) por muchas horas, días y meses manifestando protestas y oposición; nada puede sacarme de la cabeza que son solo voluntades, mucha pasión, enorme honestidad, pero los gobiernos y empresarios siguen siendo inamovibles. Cuando pienso en México veo muy fuerte la estructura burguesa y cuando pienso en América Latina al poderoso imperio de EEUU.

2. Estuve muy activo en la mesa 3, pero también en la 1 de la Convención. Me parecieron las más de 150 intervenciones muy inteligentes y radicales, así como las propuestas movilizadores muy importantes para hacer retroceder a la burguesía en sus objetivos privatizadores.

3. En la corriente espartaquista (PMP) dirigida por Guillermo Rousset, Francisco Soto, Rubén Lau, me convencí desde 1966 –a pesar de haber estado cinco años antes en el PCM, vivir la Revolución cubana, las guerrillas en Latinoamérica y las grandes luchas obreras en México, que la clase dominante en México siempre había sido poderosa y que el papel dominante de los EEUU en el mundo era total. A tal grado que en las revistas Autogestión 2 y 3 de Noviembre 1976 y enero 1977 escribí dos ensayos: “Perspectivas de las luchas por la democracia sindical” y “Elementos para una crítica del comunismo oficial” que luego publiqué en libro. 

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