sábado, 2 de noviembre de 2013

noviembre 02, 2013
LOS ANGELES, 2 de noviembre.- El hombre que el viernes abrió fuego en el aeropuerto de Los Angeles, con saldo de un agente de seguridad muerto y seis heridos, provocando terror entre los cientos de pasajeros y retrasos en los vuelos, fue acusado este sábado de asesinato.

Paul Anthony Ciancia, de 23 años, proveniente de Nueva Jersey (noreste), quien fue herido durante su arresto, enfrenta la posibilidad de la pena capital tras ser acusado de asesinar a un agente federal y cometer violencia en un aeropuerto internacional, señaló un funcionario de la fiscalía.

Un fiscal dijo que el tirador “disparó a quemarropa” contra Gerardo Hernandez, de 39 años, agente de la Agencia de Seguridad en el Transporte (TSA), el primer funcionario fallecido de esa dependencia desde que la misma fue creada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La TSA se encarga del control de los equipajes y de verificar la identidad de los pasajeros antes de entrar a las terminales.


Hernandez falleció en el hospital. Su viuda, Ana Hernandez, dijo estar “devastada” por la muerte de su esposo, a quien describió como “una persona alegre, siempre sonriendo y orgullosa de su trabajo con el público estadounidense”.


Ciancia portaba una nota, encontrada en una bolsa, en la que anunciaba que planeaba matar a “varios” funcionarios, dijo David Bowdich, jefe de la oficina del FBI en Los Ángeles.

El texto, manuscrito, demuestra que “tomó una decisión consciente de matar a varios empleados de TSA”, dijo Bowdich.

“Dirigíendose a ellos en un punto en la carta dijo que quería ‘infundir miedo en sus mentes traidoras’”, agregó.

Ciancia abrió fuego con un fusil de asalto en el aeropuerto, donde presos del pánico, los pasajeros se precipitaron fuera de la terminal 3.

Con calma, el tirador continuó caminando por la terminal en busca de nuevos blancos, hasta que la policía le disparó y arrestó.

Siete personas resultaron heridas, de las cuales seis fueron hospitalizadas.

Las televisoras mostraron imágenes de pánico y caos durante y después del tiroteo, con pasajeros que se lanzaban al suelo o se protegían como podían con su equipaje.

El atacante pasó los controles y penetró en la zona de embarque, antes de ser perseguido por la policía. Herido en el intercambio de disparos con los agentes, fue arrestado y llevado a un hospital en estado crítico.

Las autoridades aeroportuarias anunciaron a través de Twitter que los vuelos saldrían desde otra terminal.

El incidente afectó unos 1,500 vuelos y a alrededor de 167,000 pasajeros.

El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, pidió que las banderas de toda la ciudad ondearan a media asta en honor a Hernandez.

Según Garcetti, Ciancia había planificado una verdadera masacre. “Había más de 100 municiones extra que podrían haber matado hoy a todo el mundo, literalmente, en esa terminal”, declaró.

Aunque todavía se ignora el móvil del tiroteo, el atacante había expresado su rabia hacia la TSA, según los medios.

“El verdadero motivo del ataque sigue sin conocerse, más allá del evidente desprecio hacia el gobierno y TSA”, dijo el portavoz del FBI, Paul Bresson.

Durante el ataque, que duró menos de 10 minutos, Ciancia habría apuntado con su arma a pasajeros y les habría preguntado si pertenecían a la TSA. Si la respuesta era negativa, seguía su camino, según testigos que señalaron que continuamente maldecía a la TSA, reportó el diario.

Amigos y familiares del tirador dijeron que éste podría tener tendencias suicidas. Antes del tiroteo, envió un mensaje de texto a su hermano menor, advirtiéndole que podría hacerse daño a sí mismo, según The Washington Post.

Una vez alertada por el padre del atacante, la policía se desplazó hasta el domicilio de Ciancia en Los Angeles, donde no lo encontró, agregó el diario.

“Creemos hasta ahora que se trataba de un atacante solitario”, dijo el jefe de la Policía angelina, Patrick Gannon, quien agregó que “era la única persona que estaba armada en ese incidente”.

Un testigo, Brain Adamick, de 43 años, explicó al diario Los Angeles Times que se estaba preparando para embarcar cuando vio a gente correr en la terminal.

Poco después autobuses comenzaron a evacuar pasajeros, y vio a un trabajador del TSA herido subir al bus, con un tobillo sangrando. “Parecía como si saliera de una película”, afirmó Adamick.

Como no podía ser de otra manera en Los Angeles, varias personalidades del cine y de la televisión se vieron atrapados por el incidente. Entre ellos el actor James Franco, quien se hizo una foto a sí mismo dentro de un avión detenido en la pista, y publicó en su cuenta de Twitter: “Algún imbécil disparó en el lugar”.

Según la revista Variety, un episodio de la exitosa serie de televisión “Mad Men” se estaba rodando cerca de la terminal 4. (AFP)

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