martes, 5 de noviembre de 2013

noviembre 05, 2013
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez | 5-XI-13

El Presidente la invitó a comer a Los Pinos. Era el 16 de octubre de 2012. Ella no tuvo que ordenar. Los meseros ya sabían qué servirle: ensalada verde y pescado a la plancha con verduras hervidas. Agua para beber. Vivió el sexenio a dieta: el mismo menú fueran cenas de Estado, comidas de trabajo o celebraciones de antojitos mexicanos.

El Presidente la vio más flaca que antes. Le habían contado que llevaba semanas vapuleada emocionalmente, que caminaba durante horas por los parques de Londres, Edimburgo o Irlanda —donde se refugió tras el descalabro electoral—, y comía menos de lo habitual.

Pero era otra la dieta que estaba en la cabeza de Josefina Vázquez Mota cuando llegó a Los Pinos a comer esa tarde: la de recursos y apoyos del gobierno de su propio partido que experimentó en la campaña presidencial que abonó a su derrota el 1 de julio de 2012.

Después de esa fecha en la que el PAN quedó en tercer lugar siendo el partido en el gobierno, Calderón había invitado a Josefina a varios actos públicos y ella se había negado a ir.

Al poco tiempo, Presidente y ex colaboradora coincidieron. Fue el 15 de octubre de 2012, en el acto de develación del retrato del sucesor de Josefina Vázquez Mota en la Secretaría de Educación Pública, Alonso Lujambio. El mandatario envió a su secretaria particular, Aitza Aguilar, para que invitara a comer a Vázquez Mota. La ex candidata aceptó.

Se reprocharon todo. Y no era poco. Yo nunca fui tu candidata. Tú nunca quisiste ser leal al equipo. Hiciste todo para descarrilarme. Te saboteaste sola desde que te presentaste, desde el partido en el poder, como “diferente” de mí. Yo estuve a tu lado en los momentos más difíciles de tu vida política. No me culpes a mí de tus fallas y las de tu equipo. Tú no me apoyaste. No buscaste mi apoyo. Quisiste destruirme.

Nunca se levantó la voz, nunca se faltó al respeto, el tono fue siempre mesurado, reflexivo, como de dos heridos que se encaran en el hospital de guerra sabiendo que se dispararon entre sí, y que además había balas del enemigo formal.

“Esta es la última vez que nos vamos a ver, Presidente. Nada nos une”, remató la comida Josefina. Calderón intentó una vez más ofreciéndole ir a montar bicicleta para limar asperezas. No hubo respuesta ni jamás se concretó la cita. Había muerto la amistad de Josefina Vázquez Mota y Felipe Calderón Hinojosa. Era el otoño de 2012. El otoño del sexenio. Fue tal vez la última de las muertas de Calderón.

SACIAMORBOS

Fue de las primeras medidas que acordó el gabinete de Seguridad liderado por Gobernación al arranque del sexenio… y apenas va sucediendo: la Marina toma el puerto de Lázaro Cárdenas, el tercero más importante del país, hasta ayer propiedad indudable de Los Caballeros Templarios. El director de Administración Portuaria Integral y el capitán son de la Armada.  

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