jueves, 7 de noviembre de 2013

noviembre 07, 2013
Pedro Echeverría V.

1. Se creará el sábado 16 una Nueva Central de Trabajadores que “será autónoma, democrática y clasista”. En su Convocatoria señalan de entrada: Las “reformas” neoliberales que azotan al país arrebatando soberanía y derechos sociales en medio de una mayor autoritarismo, nos obliga a la defensa de la nación en general y de su pueblo trabajador en particular. La combativa Insurgencia Magisterial y Popular, que se ha levantado a todo lo largo y ancho del país en contra de la mal llamada Reforma Educativa y la digna lucha de resistencia del Sindicato Mexicano de Electricistas que se extiende a lo largo de cuatro años, nos muestran el camino correcto de la resistencia y la rebeldía contra las imposiciones neoliberales. No queda otro camino que felicitar este nuevo ensayo social y luchar por su éxito.

2. He presenciado en los últimos 20 años la creación de por lo menos cinco centrales obreras unitarias de izquierda con la declarada participación de 50 o 100 organizaciones de trabajadores del campo y la ciudad. Los auditorios del IMSS, del SME, de los Telefonistas, de la IX de la CNTE, de la Cámara de Comercio, la Universidad Obrera, etcétera, de la ciudad de México, Atenco, Oaxaca o Querétaro, han sido testigos de magnos eventos presenciados. Cuando recuerdo sus mesas de trabajo, sus plenarias y reviso las luchas de las “Centrales”, “Frentes”, “Convenciones”, su fortalecimiento y sus resultados, no he encontrado nada o casi nada. Quizá lo único que ha quedado son historias, recuerdos, aprendizajes y algunas experiencias. La realidad es que todos han sido ensayos organizativos llenos de combatividad y voluntad.

3. Defiendo en la práctica, con pasión las batallas en las calles y los bloqueos como estrategia de lucha más importante para hacer retroceder a la burguesía en sus políticas al servicio del capital; aunque jamás se hayan planteado en serio el derrocamiento del gobierno burgués, esas confrontaciones son las que más ayudan al desarrollo de la conciencia de clase. Nunca he visto a los partidos políticos electoreros ni a los procesos comiciales tener algunas posibilidades de transformación del país en beneficio de los trabajadores, aunque cambien de signo o de discurso los funcionarios de gobierno. Por ello cada ensayo organizativo me crea esperanzas, contribuyo con lo que puedo para su desarrollo y lo vigilo. Puedo recordar los primeros pasos del movimiento estudiantil de 1968 y la Tendencia Democrática en 1971.

4. No echaría culpas de las desapariciones de “centrales”, “convenciones” o “frentes” al mal liderismo o al caudillismo, sino a que los trabajadores siguen anclados en el gremialismo y, en tanto no se encuentre como superarlo, la clase empresarial y gubernamental –por nuestro aislamiento y división- nos seguirá reprimiendo, encarcelando y asesinando. Un ejemplo: Desde hace tres décadas, y en 2013 (desde hace nueve meses) tenemos a cientos de miles de profesores en pie de lucha, en bloqueos, plantones y en las calles defendiendo su trabajo, sus contratos y la educación en general, pero no vislumbro a la misma cantidad de profesores defendiendo a los electricistas, a los mineros, a los indígenas zapatistas o a los lópezobradoristas; lo mismo se puede decir de los demás. La clase dominante, al contrario, siempre une sus fuerzas para golpear a los trabajadores.

5. ¿Podrán superar algún día los seres humanos tener como único interés la defensa de sus asuntos muy particulares, muy personales, muy gremiales? ¿Entenderán algún día aquella frase que gritan: “si tocan a uno tocan a todos” o la otra: “proletarios de todos los países uníos”? ¿No serán frases huecas, voluntariosas, que sirven para disfrazar el individualismo egocéntrico que impuso la propiedad privada hace miles de años? ¿Cómo lograr que 300 mil maestros de la CNTE (hoy quizá 700 mil) logren hacer una paro, un bloqueo, en apoyo a los 45 mil electricistas despedidos, de los 50 pueblos indígenas zapatistas perseguidos y de los tres millones de lópezobradoristas defraudados y viceversa? Quizá sea una de las causas de la desaparición de las cinco o seis centrales anteriores y el reconocimiento de que lo único que funciona hoy es el gremialismo.

6. El pragmatismo del capitalismo que está tras la ganancia inmediata y de la tecnología de la modernidad que se manifiesta en la rapidez y la concreción, ha tirado a la basura los análisis teóricos-históricos de nuestras luchas dándole única importancia al inmediatismo y a las tareas huérfanas en claridad de objetivos. Parecen ya muy fastidiosos, hasta aburridos, hacer análisis o escucharlos y se exigen “propuestas concretas” para pasar a otro punto. Ya no se sabe si cuando alguien habla los demás escuchan o sólo se está pensando en tareas. ¿Será que el “intelectualismo”, el “teoricismo”, las “muchas lecturas”, hayan decepcionado a los luchadores sociales, o la filosofía del pragmatismo –filosofía del neoliberalismo- se ha convertido en la más adecuada para la clase dominante?

7. Bienvenida la Nueva Central que puede ayudar a coordinar en serio las luchas sociales, no ha burocratizarla tras un aparato dirigente. Si los plantones, las marchas, los bloqueos se hacen más grandes y mayor número de veces, hasta dar pasos atrás a las políticas burguesas, eso demostraría que las Centrales son adecuadas; si, por el contrario no hacen más importantes las acciones entonces las centrales no tienen razón de ser. El movimiento magisterial de febrero-noviembre de 2013 ha puesto una muestra de movilización de masas y bloqueos que debe ser superado por las luchas de más organizaciones. Es urgente coordinar las batallas para elevarlas en participación y radicalidad; pero es preferible que sean caóticas si se busca organizarlas frenando sus batallas. (6/XI/13)