jueves, 7 de noviembre de 2013

noviembre 07, 2013
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez  | 7-XI-13

Partidos políticos y gobierno no han terminado de quitarse sus disfraces de Halloween, pero ya empezó la siguiente fiesta: ya se aprobó la miscelánea fiscal y ahora sigue la discusión energética, pero los rostros originales se confunden con las máscaras de octubre.

Los perredistas se levantaron de la mesa de negociación de las reformas y denunciaron acuerdos en lo oscurito del PAN con el mal gobierno, pese a que aún no terminan de digerir las mismitas acusaciones que recibieron ellos por la reforma fiscal, pese a que se quejan de que hay una campaña fascista de linchamiento en su contra.

Los panistas se volvieron a poner el traje de oposición moderada y leal que rechaza medidas radicales como abandonar sesiones, cuando todavía no terminan de burlarse y pedir a priístas y perredistas que “dejen de llorar” porque los hostigan sus electores que les reclaman haber votado en favor de más impuestos.

Y el gobierno, que disfrazó de reforma hacendaria su miscelánea fiscal, compra otro atuendo: quiere presentar su propuesta de reforma energética como iniciativa cardenista nacionalista.

El PRD regresa sin empacho a su visión de país de buenos y malos, héroes y traidores a la patria; eso sí, sin dejar de rechazar y denunciar el maniqueísmo simplista del gran inquisidor López Obrador, quien les aplica exactamente el mismo discurso.

Desde San Lázaro el coordinador del PAN, Luis Alberto Villarreal, atiza el fuego contra los herejes apruebaimpuestos confabulados con las fuerzas oscuras del gobierno, mientras el líder nacional Gustavo Madero asegura que a más tardar el 15 de diciembre habrá reforma energética y política en gran acuerdo con Los Pinos, Gobernación, Pacto por México y los que se apunten.

Tampoco importa mucho que al amarrar el trueque de reforma política por energética vayan tirando por la borda una de las tradiciones más valoradas por la doctrina panista: el federalismo. El partido que comenzó como oposición testimonial en los años 40 y que poco a poco empezó a tener acceso al poder por la vía municipal y luego por las gubernaturas estatales hasta llegar a la Presidencia, hoy se empecina en desaparecer de un plumazo los institutos estatales electorales para crear un megamonstruo centralista que mande desde el Distrito Federal sobre todas las votaciones locales.

El peñanietismo apuesta todo a aprobar la energética y se vale de otra tradición muy arraigada en el PRI: ni izquierda ni derecha, pragmatismo.

El problema es que la meta final parece ser aprobar y promulgar las grandes reformas anunciadas, pero si no se aplican en la realidad, qué importa. Basta ver cómo una buena reforma educativa promulgada se convirtió en letra muerta por decisión de los maestros de la CNTE que hacen y deshacen a su antojo y nadie en Los Pinos, en Gobernación, en la SEP, en Oaxaca, en el DF, en Chiapas, en Guerrero o en Michoacán se atreva a aplicarles la ley que con tanto orgullo apoyaron.

0 comentarios:

Publicar un comentario