viernes, 1 de noviembre de 2013

noviembre 01, 2013
MÉRIDA, Yucatán, 1 de noviembre.- MÉRIDA, Yucatán, 1 de noviembre.- Erick Manzanilla Gómez, quien por azares del destino pasé por el lugar en el momento justo, nos comparte el punto final a la exposición “Fuerzas Armadas, pasión por servir a México”, que hoy ofreció un último espectáculo a los meridanos al alzar vuelo el helicóptero CH-53, el más grande de la muestra, lo que causó expectación al abandonar la explanada de “La Plancha”.

Alrededor de 100 personas, apostadas sobre las calles 46 y 48 que flanquean estos terrenos, atestiguaron la despedida del enorme y antiguo aparato Sikorsky CH-53, que aún es utilizado para efectuar rescates de la población durante el plan DN-III.

Los vecinos que se congregaron en el sitio, donde estuvo montada la exhibición del 4 al 28 de octubre, esperaron varios minutos hasta que la nave encendió sus turbinas; 20 minutos después comenzaron a girar las hélices.


A las 13 horas ya eran numerosas las personas que se habían congregado en el sitio, a lo cual se sumaron motociclistas y automovilistas que se detuvieron a esperar la salida, lo que generó un congestionamiento vial que se prolongó durante varios minutos y que revivió el panorama que desde hace tres días desapareció de la zona.

Tras unos minutos más para verificar que todos los sistemas y luces funcionaran correctamente, los elementos militares retiraron los calces y seguros junto a las ruedas del aparato, que entonces incrementó la potencia en sus hélices.


El helicóptero despegó a la 1:15 de la tarde, con tres ocupantes a bordo. La presencia militar en el sitio era mínima y el lugar ya estaba completamente desalojado. El CH-53 fue el último equipo en retirarse. 

Al levantar el vuelo, el aparato generó potentes vientos, con fuerza huracanada, que arrancaron sombreros y gorras a los varones, mientras las señoras luchaban para no soltar sus sombrillas. Por unos segundos, pequeñas piedrecillas cimbraron en varias partes del cuerpo al improvisado público. 

Las hélices levantaron una gran cantidad de tierra y polvo que fueron lanzados sobre los curiosos, muchos de los cuales dijeron que no pudieron ver el despegue porque cerraron los ojos. Sin embargo, los más felices fueron los niños, a quienes no les importó que por primera vez vieron de cerca y en vivo a un helicóptero militar en acción.

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