martes, 15 de octubre de 2013

octubre 15, 2013
Opinión de JMRM

Toda muerte es trágica, más cuando es evitable. Una cosa -perfectamente válida- es buscar responsables, y otra muy distinta chivos expiatorios.

La mañana del domingo 13 de octubre, un joven atropelló y dio muerte a un ciclista en el tramo sur del Periférico de la ciudad de Mérida.

El guiador, de 20 años de edad, salía de una fiesta. Estaba alcoholizado, iba a exceso de velocidad (transitaba a más de 100 kilómetros por hora) y dormitó al volante. El ciclista, José Jiménez Aké, de 50 años de edad, iba rumbo a su trabajo, según informó el Diario de Yucatán.

Aunque el joven y su acompañante salieron físicamente ilesos del percance, el ciclista no corrió con la misma suerte, ya que la causa del deceso fue traumatismo craneoencefálico, fractura de cráneo, expulsión de masa encefálica y desprendimiento de la cabeza.

La policía del estado quiso culpar por este accidente a quienes difunden la ubicación de los retenes en las redes sociales. Dice el Diario de Yucatán: "Agentes que patrullan el Periférico indicaron que es lo que intentan evitar con los alcoholímetros, pero hay la costumbre de los jóvenes de evadirlos o de avisarse de su ubicación por las redes sociales; hay otros que esperan a que se levanten los retenes para transitar, pues lo hacen bajo los efectos del alcohol. Fernández Aguileta fue remitido a la Fiscalía por homicidio, daños en propiedad ajena y otros delitos".

Suponiendo sin conceder que el joven conductor haya evadido uno o varios retenes, y que para lograrlo haya empleado las redes sociales, eso no hace responsables a quienes difunden su ubicación.

Cabe recordar que los retenes violentan el derecho al libre tránsito y a no ser molestados, y por lo tanto son inconstitucionales y también violentan flagrantemente la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Adicionalmente son puntos de extorsión donde los policías, abusando de su poder, intimidan al ciudadano -con o sin causa justa- para que les suelte $100, $200 o $500 y pueda seguir con su recorrido sin problemas.

Adicionalmente, cabe señalar que un ciudadano no está obligado legalmente a pasar por un retén y que tomar una ruta alterna o ayudar a terceros a hacerlo no constituye un delito.

Aquí lo que debemos preguntarnos no es por qué se difunde la ubicación de operativos policíacos ilegales y arbitrarios por naturaleza, sino por qué la SSP no hace su trabajo ¿Cómo pudo este joven transitar por Periférico a exceso de velocidad sin ser parado? ¿Dónde estaban las patrullas que se supone vigilan el principal circuito vial del Estado? ¿Y las cientos de cámaras de la corporación policíaca? En esas situaciones los oficiales ya cuentan con causa justa (flagrancia) para parar e infraccionar al joven y, al ver que estaba alcoholizado, detenerlo y multarlo.

Pero eso implicaría hacer trabajo de inteligencia, estar pendientes del tráfico, movilizarse, y es mucho más fácil estacionarse y esperar a que caigan las mordidas. No se confundan: Los únicos beneficiados por los retenes son los agentes de la SSP.

Se les hace más fácil instalar retenes, echar los fantasmas, quedarse en la sombrita quietos y esperar que caigan los borrachos, sin importarles molestar e incordiar a gente inocente en el proceso. Se les hace más fácil estacionarse que hacer su trabajo, que es vigilar, cazar y parar a quienes incurran en una infracción.

Es más fácil no hacer nada y luego culpar a ciudadanos concientes y de bien que, ejerciendo su derecho a la libre expresión, difunden la ubicación de operativos ilegales. Es mediocre, obsceno e indignante culparlos... culparnos, por la irresponsabilidad de un tercero.

No se equivoquen, el primer culpable por la muerte de este ciclista, de este señor, es el joven que lo atropelló, y el segundo la corporación policíaca por no vigilar nuestras calles y mantener el orden como es debido.

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