sábado, 19 de octubre de 2013

octubre 19, 2013
Pedro Echeverría V.

1. El secretario de Agricultura del gobierno de Peña Nieto, señor Martínez y Martínez, retrasa la firma del Pacto con las organizaciones de trabajadores del campo porque nada puede resolverles. Aunque México a principios del siglo XX tenía alrededor de un 80 por ciento población rural, desde 1960 la población del campo y la ciudad se emparejó y el año 2000 es esencialmente un país urbano. Su producción se registra fundamentalmente en la ciudad; el campo apenas cuenta con unos cinco mil productores. Así se han cumplido los designios del capitalismo: el sometimiento del campo a la ciudad en todos los niveles, la casi desaparición del campesino propietario clásico para convertirse en asalariado o proletario del campo. ¿De dónde vendrá la producción agraria que necesita para vivir cualquier sociedad capitalista? 1. Del desarrollo tecnológico capitalista del campo y 2. De la importación de productos agrícolas de otros países.

2. Gritan más de 30 organizaciones campesinas en sus marchas y plantones que exigen un Pacto Rural: “¿Peña Nieto, cuántas marchas más necesitas para que voltees a ver a tu pueblo?”. Éstas organizaron una marcha que partió del Ángel de la Independencia y se dirigió a la Secretaría de Gobernación, para sostener una reunión con autoridades federales y entablar una mesa de negociación sobre la situación que está viviendo el campo mexicano. Martínez, de Agricultura, señaló que el Pacto Rural está en negociaciones y “todo a su tiempo”, puesto que primero deberían ser aprobadas otras reformas estructurales necesarias para el país. Dicen los campesinos que Peña si los ha recibido, escuchado y prometido, pero no ha cumplido. Que dado que el campo está abandonado, impulsan el Pacto rural para que se de prioridad a la producción campesina

3. David Contreras de Redsoc, señaló que desde la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá las ventas han disminuido puesto que los alimentos son importados o comprados a las grandes empresas agroalimentarias como Maseca, Bimbo, entre otras. La propuesta de Reforma que impulsa el Gobierno Federal se plantea la eliminación del Régimen Simplificado para los productores campesinos, ya sean grandes, medianos o pequeños. Esto significa que tendrán que pagar 32 por ciento de Impuesto Sobre la Renta (ISR) en vez del 21 por ciento que pagan actualmente. Esto indica que subirán los precios de los alimentos y no se subiría la producción. En muchos casos los campesinos tendrían que vender o alquilar sus tierras. Por ello el Pacto Rural que está basado en 38 puntos y en 5 ejes fundamentales: sustentabilidad, equidad de género, tecnologización, mayores créditos y seguridad económica.

4. Recuerdo cuando los líderes de la CCI: Danzós, Garzón, Orona, Chirinos, se dividieron en 1963 para ganar favores del candidato Díaz Ordaz; no he olvidado las maniobras de los altos funcionarios agrarios: Gil Preciado, Villanueva, Bonfil, Cervera, para mantener el dominio del PRI sobre los campesinos. La preocupación nunca fue la producción de riquezas en el campo, sino el control político de los líderes. Danzós escapó con mucha dignidad y se mantuvo fiel a sus posiciones de izquierda; Chirinos fue usado en 1976, al parecer, para invadir terrenos de Excélsior. Desafortunadamente la profunda miseria y el desempleo de los trabajadores del campo ha sido la base para la manipulación política de partidos y líderes. Sin embargo las batallas campesinas de los últimos años han sido más diáfanas y los líderes han cuidado mucho su comportamiento.

5. ¡Qué extraño! En tanto nosotros desde la izquierda denunciamos el llamado Pacto por México o contra México porque con ello el gobierno somete a los partidos y a las Cámaras de legisladores, por otro lado las organizaciones campesinas exigen que el gobierno firme un pacto con ellos para comprometerse a ayudar o mirar al campo. En tanto los partidos PAN-PRD para no derrumbarse después de las pasadas elecciones han pactado ayudas del gobierno del PRI, las organizaciones campesinas piden un pacto para que el gobierno los ayude. ¿Seguirá siendo el gobierno el salvador todo poderoso? ¿Puede olvidarse acaso aquel “Pacto de Ocampo”, y muchos otros que se han firmado, en los que las organizaciones campesinas (incluyendo a los organismos “de izquierda”) se han sometido a los gobiernos priístas que han repartido “como Dios” abundantes subsidios y cargos?

6. Hablando de pactos y resultados, decía el inolvidable sociólogo Francisco Gómez Jara en 1970: La consumación de la Independencia (1821) puede considerarse como un pacto entre las clases explotadoras: clero, señores semifeudales, empresarios mineros y de los obrajes y comerciantes, con el propósito manifiesto de conservar sus privilegios en contra de una metrópoli, colonizada también y, por lo tanto, carente de poder como para erigir obediencia a sus colonias. La abolición de la servidumbre indígena no pasa de ser una declaración teórica porque la revolución de independencia no toca el latifundio y la servidumbre, cara esencial del feudalismo. Esto quiere decir que pronto cumpliremos dos siglos de pactos con que el gobierno aglutina, engloba, somete, a cualquier movimiento de oposición.

7. No se cuántas décadas más, no se si pasará un siglo para que desaparezca el “papá gobierno, el papá Estado o el papá dador de cargos y subsidios” que lo determinan todo. Además de organizaciones campesinas sólo faltan las organizaciones obreras, populares, de colonos, que firmen otros pactos para recibir ayudas del gobierno. ¿Otra vez el PRI ha recuperado su clientela y sus formas antiguas de hacer política? Con la vergonzosa subordinación del PRD al pacto de la derecha del PRI y el PAN, puede reconfirmase que no hay muchas dificultades –quizá ya es muy difícil- que se organicen movimientos independientes de masas. En estos 10 meses del gobierno de Peña han surgido luchas y protestas independientes, pero las tendencias a firmar el pacto parecen dominar. (17/X/13)

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