lunes, 16 de septiembre de 2013

septiembre 16, 2013
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de septiembre.- En su primera ceremonia del Grito de independencia, el presidente Enrique Peña Nieto fue arropado por varios contingentes de simpatizantes traídos del estado de México colocados en primera fila, quienes en diversos momentos gritaron “¡Peña, Peña, Peña!” e incluso sus lugares de origen como: “¡Neza, Neza, Neza!”.

Ello no pudo evitar que más al fondo también se escuchara algunos abucheos de otros ciudadanos.

A las 11 de la noche y en medio de una lluvia ligera Peña Nieto salió al balcón presidencial acompañado de su esposa Angélica Rivera, quien lo aguardó uno pasos atrás, mientras él leía de un atril vivas a Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez, Allende, Aldama, Galeana y Matamoros, Guerrero. Y cerró : “¡Viva la Independencia nacional! ¡Viva México! ¡Viva México!

Ni la lluvia, que no dio tregua, impidió un lleno en la plaza. Palacio Nacional se cimbró cada vez que los juegos pirotécnicos estallaron en el cielo. La tradición una vez más se vivió en el Zócalo; por un momento, al unísono, se escuchó el “Viva México”, se honró a los héroes que dieron patria, y se olvidó -por instantes- de todo aquello que aqueja al país. (clic a las imágenes)

Con rostro serio el mandatario envolvió la bandera en su asta y se retiró, para enseguida regresar con su esposa y sus cinco hijos, desde donde escucharon música grabada como el Son de la Negra y el Huapango de José Pablo Moncayo. Luego, todos contemplaron los fuegos artificiales, igual que lo hicieron varios de sus invitados que salieron a los balcones vecinos.

Enfrente de ellos, los mexiquenses volvieron a las porras al presidente y a sus municipios. Casi todos ellos, así como el resto de los asistentes al Zócalo, estaban cubierto con sencillas mangas de plástico que regalaban luego de sortear los retenes de seguridad.

Con un impresionante operativo de seguridad y con mucha alegría, miles de mexicanos se encuentran reunidas en la plancha del Zócalo capitalino para participar en la ceremonia del Grito de Independencia.

La seriedad de Peña Nieto desapareció ya en ese segundo momento y junto con su familia regresaba los saludos que le enviaban sus seguidores, quienes fueron llevados de municipios como Izcalli, Ecatepec, Zumpango y Nezahualcóyotl en camiones que por decenas estacionaron en calles como Donceles, Brasil y Argentina.

Unos 20 minutos antes de las 21 horas el cantante Juan Gabriel había concluido su generosa y larga presentación en la que, entre sus piezas clásicas como Querida y Amor eterno, expresaba buenos deseos a México, felicidad y una “larga vida”.

La lluvia se había podido contener durante casi toda la tarde y noche, pero alrededor de las 10:30 de la moche se soltó de manera suave pero persistente y no disminuyó su intensidad hasta una hora después. Una vez que terminaron los fuegos pirotécnicos, la familia presidencial regresó al interior del Palacio Nacional y alguien cerró la puerta del balcón. (La Jornada / Presidencia / El Economista)

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