miércoles, 18 de septiembre de 2013

septiembre 18, 2013
GUERRERO, México, 18 de septiembre.- Segundo día sin lluvia en Acapulco. El sol calienta hasta al que no quiere, pero también provoca que la pestilencia comience a dejarse sentir en las zonas que fueron cubiertas por agua, lodo y piedras de todo tamaño. Ya se abrió la vía que conecta la zona Dorada con Punta Diamante, Barra Vieja y el aeropuerto. La tozudez y el saber hacer de los trabajadores de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) hicieron posible que a primeras horas de la mañana ese tramo carretero quedara reconectado.

Cuando los delincuentes ven las cámaras de televisión, a los fotógrafos, se cubren el rostro con la ropa o con los brazos, pero no se detienen. El saqueo dura toda la noche (Jorge Serratos y Valente Rosas / EL UNIVERSAL)

Caso paradigmático el mega almacén departamental Costco, saqueado y bajo asedio todavía hoy de cientos de ladrones que irrumpieron a la brava para llevarse cuanta mercancía encontraban. Eso sí: quien ya no encontró el inevitable carrito, le echó ganas y enjundia para cargar televisores y cuanta mercancía pesada pudiera ser cargada. Cuentan quienes lo vieron que se organizaron cuadrillas de ladrones para sacar refrigeradoras, lavadoras, secadoras, cajas fuertes, lo que encontraran.

Más allá de los alimentos, objetos del primer deseo, las llantas, los colchones, hornos microndas, cajas de herramientas, muebles para el jardín, en fin, los delincuentes vaciaron de arriba hacia abajo el tal Costco.

 Los ladrones, de la Zona Renacimiento, Puerto Marqués y Princess, pasan en camionetas, algunas de lujo, para robar enseres (Jorge Serratos y Valente Rosas / EL UNIVERSAL)

Hoy temprano, esa zona parecía un campo de batalla. Efectivos del Ejército, Marina Armada y policías Federal, Estatal y Municipal llegaron para tratar de poner orden.

Casi nadie se echó para atrás. Ahí se quedaron los saqueadores, cercando al centro comercial, pero no se opusieron a que las fuerzas de seguridad les arrebataran la mercancía. Mentaban madres, faltaría, pero los amigos de lo ajeno no pasaron de ahí. (Con información de Josetxo Zaldúa para La Jornada)