domingo, 1 de septiembre de 2013

septiembre 01, 2013
SIRACUSA, 1 de septiembre.- Está amargado el saliente Secretario de Estado del Vaticano. Tarcisio Bertone habla desde Siracusa, tras el nombramiento oficial de su sucesor, monseñor Pietro Parolin. Se defiende, frente a las muchas acusaciones llovidas en los últimos años: "Siempre he dado todo, pero ciertamente he tenido mis defectos; si lo pienso ahora, en ciertos momentos actuaría de manera diferente. Sin embargo, esto no significa que yo no haya tratado de servir a la Iglesia". En definitiva, un medio-admisión de culpa por los errores cometidos, pero la fuerte reivindicación de honestidad y lealtad a la Iglesia.
Tarcisio Bertone, el torpedeado ex Secretario de Estado del Vaticano.

Entonces Bertone pasa al contraataque: "El balance  de estos siete años lo veo positivo. Hubo muchos problemas, sobre todo en los últimos dos años, me han llenado de acusaciones ... una mezcla de cuervos y serpientes ... pero esto no debe eclipsar lo que creo es un balance positivo". En resumen, Bertone se presenta como una víctima de los venenos en el Vaticano y del caso Vatileaks.

"A veces - dijo Bertone - hay balances llenos de prejuicios, pero una evaluación honesta no puede ignorar el hecho de que el Secretario de Estado es el primer colaborador del Papa, un leal y fiel ejecutor de las tareas que le son confiadas, que hice y haré". El Secretario de Estado, agregó, "trabaja en equipo, con cinco (personas) y es un gran equipo que trabaja muy unido." Como si dijera que no es justo convertirlo en chivo expiatorio. Palabras pronunciadas en una mezcla de orgullo y amargura. Es sólo su primer día de ex, pero el saliente secretario de Estado podría seguir hablando. Y volver más anfractuoso el camino de Parolin.

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