jueves, 19 de septiembre de 2013

septiembre 19, 2013
MADRID, España, 19 de septiembre.- Ashton Kutcher se siente como si fuera un producto de Steve Jobs. El último del genio de Apple. En realidad se ha metido tanto en el personaje que ha intentado pensar, comportarse y moverse como el personaje adaptando su personalidad a la de Jobs. Tal fue su entusiasmo que el director, Joshua Michael Stern, no dudó un segundo en contratarle después de verle aparecer caracterizado en su primer encuentro. Kutcher admite que si bien él fue el primero en sorprenderse, también fue quien más creyó en sí mismo.

-En este filme participa, además, como productor. ¿Le atrapó el personaje desde el principio?

"Jobs" va a ser una película que va a encantar a los amantes de la informática. En ella podemos ver los inventos y gadgets de Apple desde su inicio: la primera placa base de Apple, el Apple II, Apple Lisa, primer Macintosh, el iMac, y por supuesto el tan famoso mundialmente iPhone. Sin duda se trata de todas las joyas de la corona de la compañía de la manzana, que tan fuertemente ha calado entre los amantes de la tecnología. Y todo ello lo podremos ver en la película protagonizada por Ashton Kutcher.

-Sólo interpreto historias que despiertan mi pasión, películas que sé que el público va a disfrutar. Con Jobs me entusiasmé desde el primer minuto. Los estudiantes que hoy se gradúan y se apuntan directamente a las listas de desempleados porque no hay trabajos, porque la educación que reciben no se puede aplicar. El proceso educativo está roto y el filme, de una forma subliminal, habla de la nueva situación profesional que se ha creado en el mundo. ¿No es interesante?

-En los ochenta se colocaron los cimientos de una nueva situación empresarial que tiene su máximo exponente en Steve Jobs.

-Desde el primer momento lo que vemos es a dos amigos en un garaje con una idea. Ellos levantaron la compañía más valiosa del planeta. Hay mucha gente que utiliza excusas para no construir y se escuda en que no tiene dinero; Steve y su amigo utilizaron los recursos que tenían y mira cuál fue el resultado. La gente tiene que dejar de esperar una ayuda o que la vida les solucione los problemas: está en sus manos construir un mundo mejor.

-¿No es una forma muy idealista de pensar?

-Sí, pero es cierto que Apple se ha convertido en la compañía más valorada por no ser esclava de sus accionistas. Al no perseguir dividendos, sino innovación, creación, belleza, diseño y eficiencia, sus productos se han convertido en una maravillosa experiencia para los consumidores, a cambio incrementa su valor a los accionistas. Sinceramente creo que Apple es un ejemplo para otras compañías que sólo buscan ganar dinero.

-¿Se ha llegado a obsesionar con el personaje?

-Durante tres meses lo preparé a fondo. Aprendí a caminar, a hablar, a mover las manos e imitar sus gestos. Me convertí en Steve. En cuanto mencionas su nombre al público le viene a la cabeza la imagen de un tipo refinado, con gafas redondas, la cabeza rapada y un suéter negro de cuello alto. Existe una imagen prefabricada, pero ése no es el Jobs de la película. He tenido que reconstruir el personaje y entender quién era en los tiempos en los que no había vídeo.

-¿Cree que tiene gancho a la hora de transmitir como le sucedía al personaje que interpreta?
-Soy bastante bueno a la hora de transmitir lo que quiero decir.

-¿Ha entendido la otra cara la más amarga de Jobs?

-Como actor no juzgo a los personajes que interpreto. Entiendo sus cicatrices y el rechazo que tuvo que superar en su vida. Desde sus padres que le dieron en adopción, hasta la misma compañía que había creado. Fui capaz de entender cómo se fue formando su desconfianza, cómo entendía el amor, el aprecio y el afecto a través de su producto.

-¿Cómo se le dan los ordenadores?
Digamos que entiendo lo que es ROM y RAM y cómo funcionan juntas, pero no soy un experto en tecnología como para saber el futuro de procesador Inter Pentium. Sé lo justo. (La Razón España)

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