miércoles, 25 de septiembre de 2013

septiembre 25, 2013

Hubo profusión de ingenio en EE. UU. en su día nacional de la puntuación (24 de septiembre). ¡Comámonos a la abuela! / ¡Comamos, abuela!

En español, tenemos la carta de un general a sus soldados: "Perdonarlos. No matarlos" y "¿Perdonarlos? No, matarlos".

Otro ejemplo escolar de la importancia de la puntuación:

Tres bellas que bellas son
Tres hermanas casaderas, Soledad, Julia e Irene, conocieron a un joven y apuesto caballero, licenciado en letras y las tres se enamoraron de él. Pero el caballero no se atrevía a decir de cuál de
las tres hermanas estaba enamorado. Como no se declaraba a ninguna, las tres hermanas le rogaron
que dijera claramente a cuál de las tres amaba. El joven caballero escribió en un poema sus
sentimientos, aunque "olvidó" consignar los signos de puntuación, y pidió a las tres hermanas que cada una de ellas añadiese los signos de puntuación que considerase oportunos. La décima era la siguiente:


Tres bellas que bellas son


me han exigido las tres

que diga de ellas cuál es

la que ama mi corazón

si obedecer es razón

digo que amo a Soledad

no a Julia cuya bondad

persona humana no tiene

no aspira mi amor a Irene

que no es poca su beldad


Soledad leyó la carta:


Tres bellas, ¡qué bellas son!,


me han exigido las tres

que diga de ellas cuál es

la que ama mi corazón.

Si obedecer es razón,

digo que amo a Soledad;

no a Julia, cuya bondad

persona humana no tiene;

no aspira mi amor a Irene,

que no es poca su beldad.


Julia en cambio:


Tres bellas, ¡qué bellas son!,


me han exigido las tres

que diga de ellas cuál es

la que ama mi corazón.

Si obedecer es razón,

¿Digo que amo a Soledad?

No. A Julia, cuya bondad

persona humana no tiene.

No aspira mi amor a Irene,

que no es poca su beldad.


Dijo Irene:


Tres bellas, ¡qué bellas son!,


me han exigido las tres

que diga de ellas cuál es

la que ama mi corazón.

Si obedecer es razón,

¿Digo que amo a Soledad?

No. ¿A Julia, cuya bondad

persona humana no tiene?

No. Aspira mi amor a Irene,

que no es poca su beldad.


Así pues, persistía la duda, por lo que tuvieron que rogar de nuevo al joven que les desvelara quién era la dueña de su corazón. Cuando recibieron de nuevo el poema del caballero con los signos de puntuación, las tres se sorprendieron:


Tres bellas, ¡qué bellas son!,


me han exigido las tres

que diga de ellas cuál es

la que ama mi corazón.

Si obedecer es razón,

¿Digo que amo a Soledad?

No. ¿A Julia, cuya bondad

persona humana no tiene?

No. ¿Aspira mi amor a Irene?

¡Qué!... ¡No!... Es poca su beldad.


(Citado por Roberto Vilches Acuña en "Curiosidades literarias y malabarismos de la lengua". Editorial Nascimiento. Santiago de Chile, 1955)

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