viernes, 23 de agosto de 2013

agosto 23, 2013
INTERNACIONAL, 23 de agosto.- Cuando la guerra en Siria entra ya en su tercer año, el número de niños y niñas sirios obligados a huir de su patria como refugiados alcanzará el millón.

Fotos: UNICEF/NYHQ2013-0494/JOHN WREFORD

“Este millonésimo niño refugiado no representa sólo una cifra estadística más”, señaló Anthony Lake, Director Ejecutivo de UNICEF. “Se trata de un niño o una niña real que ha sido arrancado de su hogar, quizá hasta separado de su familia, y que sufre horrores que nosotros no podemos comprender plenamente”.

“Todos debemos compartir la vergüenza”, añadió Lake, “porque aunque trabajamos para aliviar los sufrimientos de las personas afectadas por la crisis, la comunidad mundial no ha cumplido con su responsabilidad hacia ese niño. Deberíamos preguntarnos honestamente si podemos continuar fallándoles a los niños y niñas de Siria”.

“Lo que está en juego es ni más ni menos que la supervivencia y el bienestar de toda una generación de seres humanos inocentes”, comentó António Guterres, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. “Los niños, niñas y jóvenes de Siria están perdiendo sus hogares, sus familiares y su futuro. Aunque crucen las fronteras y se pongan a salvo, esos menores están traumatizados y deprimidos y necesitan urgentemente razones para sentirse esperanzados”.


Según datos de esos dos organismos de las Naciones Unidas, los niños y niñas constituyen la mitad de los refugiados del conflicto de Siria. En su mayoría, han logrado refugio en el Líbano, Jordania, Turquía, el Iraq y Egipto. De manera creciente, las personas y familias que huyen de Siria se dirigen a África del Norte y Europa.

Los datos más recientes demuestran que circa de 740.000 niños y niñas refugiados sirios son menores de 11 años.

En Siria, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el conflicto ya ha dejado un saldo de unos 7.000 niños y niñas muertos. El ACNUR y UNICEF calculan que más de dos millones de niños y niñas sirios han sufrido desplazamiento dentro de su país.


Los trastornos físicos, el miedo, el estrés y los traumas que sufren muchos niños y niñas constituyen sólo una parte de la crisis humana en Siria. Tanto el ACNUR como UNICEF destacan también que los niños y niñas refugiados son vulnerables al trabajo infantil, el matrimonio prematuro, la explotación sexual y la trata de personas. Más de 3.500 niños y niñas que hoy se encuentran en Jordania, el Líbano y el Iraq cruzaron las fronteras desde Siria sin acompañantes o separados de sus familias.

Ante una crisis de tal magnitud, el ACNUR y UNICEF prestan apoyo a millones de niños, niñas y familias mediante la mayor operación de ayuda humanitaria de la historia.

En el marco de esa campaña, por ejemplo, más de 1,3 millones de niños y niñas sirios alojados en campamentos de refugiados y comunidades anfitrionas en países vecinos han sido vacunados contra el sarampión gracias al apoyo de UNICEF y sus aliados. Unos 167.000 niños y niñas refugiados han recibido apoyo psicosocial; más de 118.000 han seguido recibiendo educación escolar o no estructurada; y más de 222.000 personas han recibido suministros de agua.


El ACNUR también ha inscrito en un registro civil a más de un millón de niños y niñas refugiados, que de esta manera cuentan con su identidad personal. Ese organismo posibilita también que los hijos de padres y madres refugiados obtengan partidas de nacimiento que impiden que los recién nacidos sean apátridas. El ACNUR también garantiza que todos esos niños, niñas y familias cuenten con alguna forma de vivienda segura.

Sin embargo, el ACNUR y UNICEF afirman que queda mucho por hacer. El Plan regional de respuesta a la situación de los refugiados en Siria, que solicita 3.000 millones de dólares para dar respuesta hasta diciembre de este año a las graves necesidades de los refugiados, sólo ha recibido el 38% de los fondos requeridos.

Ante la crisis siria, se han realizado llamamientos por más de 5.000 millones de dólares orientados a satisfacer las necesidades urgentes en materia de educación, atención de la salud y otros servicios para los niños sirios, así como para los niños y niñas de las comunidades anfitrionas. Es necesario invertir más recursos en el establecimiento de redes sólidas para individualizar a los niños y niñas refugiados en situación vulnerable y prestarles apoyo, al igual que a sus comunidades anfitrionas.


Sin embargo, para dar respuesta a las necesidades de los niños y niñas afectados, se requiere más que un aumento de los fondos disponibles.

Es necesario que, al mismo tiempo que se redoblan los esfuerzos para lograr una solución política a la crisis de Siria, las partes involucradas en el conflicto pongan fin al reclutamiento de menores y a los ataques dirigidos a la población civil. Se debe garantizar que los niños, niñas y sus familias puedan salir de Siria sin peligro y se deben mantener abiertas las fronteras para que puedan cruzarlas de manera segura.

Finalmente, el ACNUR y UNICEF afirman que quienes no cumplan con esas obligaciones establecidas por el derecho humanitario internacional deben ser obligados a rendir cuenta de sus acciones. (UNICEF)