lunes, 12 de agosto de 2013

agosto 12, 2013
Alejandro López Munguía

La primera boda “gay” en Yucatán se ha cristalizado. En este caso, entre dos hombres. Es como un sueño para quienes han deseado por muchos años, el unir sus vidas de manera natural, tal como lo hacen los hombres con las mujeres.

Ricardo y Javier momentos antes de su boda (Foto: JMRM)

Anoche, en la Ciudad de Mérida, Ricardo Góngora y Javier Carrillo lograron su cometido. Luego de una serie de acciones legales, fueron autorizados para unirse en matrimonio civil por un juez quien les aprobó el amparo al que recurrieron luego de la negativa del registro civil.

Primero pensaron en casarse en el Distrito Federal, pero decidieron iniciar su lucha jurídica, que hoy registra el hecho histórico que viene a crear un precedente civil en Yucatán.

Y aunque la prensa local, nacional e internacional cubrió el evento, la verdad es que la sociedad yucateca guarda con recelo los comentarios al respecto.

Y es que, no es difícil imaginar el golpe social que esto genera en las mentes más tradicionalistas que tienen un gran peso específico entre los yucatecos. Tampoco es difícil hacerlo en el sentido más puro dentro de un segmento que sigue en el “closet”, tratando de tomar valor para dar el gran paso de su vida. Para todos, todo nuestro respeto.

Pocos son los políticos en moda que se atreven públicamente a manifestar su beneplácito por la consumación de tal acto. Solo el Diputado local Bayardo Ojeda, del PRD, se atrevió a hacerlo. Bayardo promovió en su momento la iniciativa de Ley de “Matrimonio para Todos y Todas”, que tanto PRI, PAN, y PVEM se han negado a discutir en el pleno.

Es el PRD el que ha puesto el dedo en el renglón. Solo el PRD.

Es evidente que las minorías se están atreviendo a hacer cosas que en el pasado nunca hicieron, por culpa de denigrantes tabúes. Y ahí van, alcanzando logros sociales importantes. Y qué bueno, por otra parte, que poco a poco se van quedando atrás las reflexiones y las condenas homofóbicas. Sólo el entonces diputado local Renán Barrera se ha atrevido a condenar las uniones legales entre personas del mismo sexo. Dijo en su momento al periódico el Universal: “por acciones como esas, Dios destruyó a Sodoma y Gomorra” y sentenció que el PAN jamás aprobaría una Ley como esa.

De ello han pasado casi tres años.

El PRI se ha mostrado cauteloso a discutir el tema, y junto con el PAN muestran grandes resistencias. Y se entiende, los yucatecos en su inmensa mayoría profesan religiones que condenan la unión entre personas del mismo sexo. No se trata de satanizar a las Iglesias, pero es claro que está muy arraigado en la sociedad local la condena religiosa; también los ateos abonan, por “machos” o por sangronerías, como sea, es igual. El punto es que ambos partidos se nutren de dichas religiones a las que no “pueden” fallarles. En realidad es un tema que los incomoda, son muchos votos los que podrían perder. Sufren por la posibilidad de ser calificados como “gay”.

Sin embargo, dentro de dichos partidos existen quienes no se oponen a la unión entre personas del mismo sexo. El mismo gobierno del estado pudo haber continuado el proceso legal para impedir la primera boda gay en Yucatán. No lo hizo, y con ello da muestras de respeto a los derechos humanos y civiles de dos ciudadanos que se han mostrado decentes y muy respetuosos de los demás. Bien por el gobierno estatal, garante de los derechos de todos y todas.

De igual manera, la forma en la que Ricardo y Javier han mostrado su felicidad ha sido digna de respeto, pues no “calentaron” el ambiente, no provocaron polémicas y no agredieron a nadie. Eso se agradece y se reconoce, porque no se trata de revanchismos o de triunfalismos, sino de la prevalencia de un respeto total a los derechos humanos y civiles de los ciudadanos.

Tampoco es un éxito político de nadie, incluso a este servidor el Diputado Bayardo Ojeda me ha manifestado que no asume como suyo el logro de esta boda singular. Y digo singular porque no existe un protocolo determinado para realizar el acto legal. Y muchos otros detalles que más adelante con el tiempo analizaremos de manera puntual.

Por lo pronto, solo quiero compartir con ustedes mi punto de vista. El avance en los temas prohibidos en antaño, muestra que somos una sociedad que estamos aprendiendo a respetarnos entre todos.

La primera boday gay en Yucatán, de manera civilizada, es un paso hacia adelante en la consolidación de nuestra democracia. Ojalá y en el Congreso se discuta seriamente y a fondo el tema de la Ley. (9/VIII/13)