lunes, 12 de agosto de 2013

agosto 12, 2013
MÉRIDA, Yucatán, 12 de agosto.- La fuerte lluvia que bañó ayer esta capital no frenó el entusiasmo de miles de fieles que se congregaron en la iglesia de San Pedro Apóstol, erigida en el sitio en el que hace 20 años Juan Pablo II ofició una misa en el marco de su tercera visita a suelo mexicano.

Juan Pablo II saludando a los fieles de Izamal, en agosto de 1993 (Foto: AFP)

Apenas cesó el aguacero, el llamado "Parque de la Visita" se llenó de fieles que acudieron a conmemorar la visita del hoy beato, quien llegó a ese lugar a ofrecer lo que entonces se denominó "la Santa Misa con los fieles de la Arquidiócesis en la explanada de Xoclán-Mulsay".

Tal y como estaba programado, el acto conmemorativo se inició con cantos de alabanza y remembranzas de lo que significó la presencia del "Papa viajero" en tierras yucatecas, acto que encabezó el párroco de San Pedro Aposto, Justo David Ceballos Uc.

Después se rezó un rosario y más tarde se inició la Santa Misa que presidió el arzobispo Emilio Carlos Berlíe Belanzuarán, quien en la homilía calificó la vista de Juan Pablo de uno de los momentos más importantes para los católicos mexicanos, sobre todo para los fieles yucatecos.

Habló de su ejemplo de voluntad y de fe, de quien dijo que "fue un hombre congruente y comprometido con su Iglesia y sus fieles, un hombre de Dios que lo dio todo por él y por su palabra y fue un gran privilegio para nuestro pueblo tenerlo con nosotros".

El aniversario número 20 es un buen momento para renovar los votos de fe y recordar el compromiso que los católicos tienen para transformar las cosas para bien y para ayudar a quienes menos tienen, afirmó.

También mencionó el ejemplo que dio Juan Pablo II al ser un líder activo que recorrió casi todo el planeta para llevar la palabra de Dios.

"El nos enseñó que la vida es peregrinación, todo lo tenemos prestado y somos pasajeros, que el amor a Dios nos conduce al compromiso, al servicio de los hermanos, conscientes que el bien y lo bueno que hicimos en vida nos apoyarán al final", indicó.

No hay cabida a actitudes pasivas, sino que es momento de asumir una posición activa y "con renovada fe luchar de la mano con los valores y compromiso que nos dejó el Santo Padre como una herencia de amor y esperanza de un hombre de Dios que lo dio todo por su iglesia", añadió.

Asimismo, llamó a los fieles a acercarse a la iglesia y unidos en comunión, "poner en sintonía todas nuestras capacidades, potencial y energía humana, para dar lo mejor de sí y de nosotros y construir un mundo mejor según los designios de Dios". (Plano Informativo)

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