miércoles, 21 de agosto de 2013

agosto 21, 2013
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez| 21-VIII-13

Antes de que Enrique Peña Nieto nombrara a su gabinete, una de esas fuentes muy bien informadas me dijo que pusiera especial atención a la designación en la Secretaría de Educación Pública. Me confió que sería una señal de por dónde quería mover las cosas el nuevo presidente de México.

Sí fue una señal. Emilio Chuayffet Chemor, enemigo político de Elba Esther Gordillo desde que ambos fueron legisladores en el sexenio de Vicente Fox, fue la primera de muchas alertas que lanzó el gobierno a la entonces máxima dirigente del sindicato de maestros. Ella nunca las supo descifrar y hoy está en la cárcel.




Chuayffet tiene un currículum robusto en la política mexicana. Ha sido secretario de Gobernación, gobernador del Estado de México y varias veces legislador. Pero en este sexenio está desdibujado. Parece que lo usaron como una señal que tras haberse mandado en diciembre de 2012 perdió funcionalidad.

De entrada, durante toda la etapa del gobierno de transición, el encargado de la política de educación, el que cabildeó y hasta redactó la reforma educativa fue Aurelio Nuño Mayer, jefe de la Oficina de la Presidencia, uno de los “jóvenes estrella” del equipo del ahora secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y por tanto del presidente Enrique Peña Nieto.

Así que la negociación de la reforma educativa se realizó desde Los Pinos, Hacienda y Gobernación. Chuayffet no forcejeó con el SNTE ni con la CNTE. Al titular de la SEP le pasaban las líneas de comunicación (qué decir en los discursos) y su notable oratoria se encargaba de lo demás.

De la operación contra Elba Esther Gordillo, según me confirman fuentes de primer nivel, el secretario Chuayffet fue apenas enterado, y la revuelta que desde entonces organizó la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación la tratan de apagar en Gobernación. Tampoco tuvo injerencia en la ley reglamentaria —en su diseño ni en su cabildeo— que fue aprobada antier en la comisión correspondiente de la Cámara de Diputados.

Quizá lo peor es que cuando ha llamado la atención del círculo cercanísimo al presidente Peña, al que no pertenece y donde tiene poco peso, es por los escándalos en su gestión: la licitación de laptops y la distribución de libros de texto gratuitos con faltas de ortografía.

El sexenio de Peña es de enaltecer las formas, así que el secretario de Educación Pública está presente en todos los actos que tienen que ver con su dependencia y en todos pronuncia un mensaje. Echa mano de Vasconcelos y Torres Bodet, dibuja un par de párrafos preciosistas de buena pluma y destacada expresión oral… y hasta ahí. En la política real, que solía ser la especialidad de Chuayffet, está ausente.

SACIAMORBOS

Algunos escándalos en la SEP se han hecho públicos. Otros todavía no. Hay muchos ojos puestos en Conaculta. Dicen que hay subejercicio y aquello está por reventarle a su titular. Ya sabremos si esto vuelve a poner al secretario en primera plana.

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