miércoles, 3 de julio de 2013

julio 03, 2013
Eduardo Camacho Hernández / (3-VII-13)

El legado de Renato Leduc a la poesía es su falta de estiramiento. Él nos dio una manera nueva de ver y sentir la poesía, por su falta de almidón. A través de una voz fresca, natural, es una voz que reintegró la voz del pueblo, expresó el poeta chiapaneco Roberto López Moreno, ayer en la presentación del libro Soy un hombre de pluma y me llamo Renato (Ed. Artes e Historia México).

La ocasión para decirlo no podía ser más propicia, la noche del 25 de junio en la cantina La Jalisciense, uno de los lugares favoritos del Gran Jefe Pluma Blanca para pasar largas tardes de conversación y cultivar la amistad con sus amigos además de dar lecciones a los jóvenes poetas y periodistas de su época.

La presentación del libro coordinado por Fred Álvarez y Pepe Alcaraz en el Centro Histórico de la delegación Tlalpan, convocó a amigos y parientes del vate, así como a periodistas, quienes escucharon una seguidilla de anécdotas que pintaron, para quienes tienen pocos años en el oficio, a un hombre atrevido en las letras por su vasto conocimiento del lenguaje.



Gonzalo Martré recordó cuando Carlos Gómez Carro le platicó que estaba por hacer una recopilación de los mejores poetas y le preguntó por uno y él, sin pensarlo mucho le dijo que Renato Leduc, quien apareció en el libro Elogio al oficio. 13 carteles de poesía, al lado de Tomás Segovia, Gérard de Nerval, Jorge Luis Borges, Samuel Becket, Constantino Cavafis, José Juan Tablada, Oshima Ryata, Paul Valery, César Vallejo, E.E. Cummings, Francesco Petrarca, José Emilio Pacheco y Cuicapicque.

El poema Temas, fue leído por Roberto Barrón, a petición del maestro Martré.

No haremos obra perdurable. No / tenemos de la mosca la voluntad tenaz. Mientras haya vigor / pasaremos revista / a cuanta niña vista / y calce regular.../ Como Nerón, emperador / y mártir de moralistas cursis, / coronados de rosas / o cualquier otra flor de estación, / miraremos las cosas / /detrás de una esmeralda de ilusión... Va pasando de moda meditar. / Oh sabios, aprended un oficio. / Los temas trascendentes han quedado, / como Dios, retirados de servicio. / La ciencia... los salarios... /el arte... la mujer... / Problemas didascálicos, se tratan / cuando más, a la hora del cocktail. ¿Y el dolor? ¿y la muerte ineluctable...? / Asuntos de farmacia y notaría. / Una noche --la noche es más propicia-- / vendrán con aspavientos de pariente, / pero ya nuestra trémula vejez / encogeráse de hombros, y si acaso, / murmurará cristianamente...

Pues…

El periodistas y académico Jorge Meléndez Preciado recordó que Leduc como fundador de la Agencia Nacional de Periodistas donde estaban comunistas muy famosos como Mario Gil, Juan Duch, candidato a diputado del Frente Electoral del Pueblo, el espacio electoral del Partido Comunista Mexicano, junto con Renato que se postuló para senador y a la Presidencia Ramón Danzós Palomino; ahí convergieron otros literatos como Juan de la Cabada y Emilio Abreu Gómez.

Aseguró que Leduc quizá no estaría muy contento con este homenaje. Decía que él nunca hubiera aceptado tener una estatua o un busto entonces aseguraba: “a las estatuas, a los bustos, las mean los perros y las cagan las palomas, yo no quiero que ni me meen ni me caguen; yo simplemente quiero ser Renato. Por eso no me casé con María Félix, para que no me dijeran señor Félix”.

Sin embargo, Martré y Roberto López Moreno insistieron y lograron que a su muerte el entonces delegado en Tlalpan Francisco Ríos Zertuche, también presente, cambiara el nombre de la Avenida del Ferrocarril por el de Renato Leduc.

“Cuando me entra la nostalgia voy a la avenida Renato Leduc y me fijo que el busto no está ni cagado ni meado, y me quedo tranquilo”, abundó el poeta chiapaneco.

Oralba Castillo recordó que Leduc la presentaba como su última amiga y que ella lo acompañaba a despedirse de sus amigos, ya en sus últimos años. De ahí surgió el libro por ella escrito, Renato Leduc y sus amigos.

Y leyó otro poema de Renato Leduc que se encuentra en Soy un hombre de pluma y me llamo Renato: Alusión a los cabellos castaños:

Así como fui yo, así como eras tú, / en la penumbra inocua de nuestra juventud / así quisiera ser, / mas ya no puede ser. Como ya no seremos como fuimos entonces, / cuando límpida el alma trasmutaba en pecado / el más leve placer, / Cuando el mundo y tú eran sonrosada sorpresa. Cuando hablaba yo solo, dialogando contigo, /es decir, con tu sombra, / por las calles desiertas, / y la luna bermeja era dulce incentivo / para idilios de gatos, fechorías de ladrones / y soñar de poetas. Cuando el orbe rodaba sin que yo lo sintiera, / cuando yo te adoraba sin que tú lo supieras / –aunque siempre lo sabes, aunque siempre lo sepas– / y el invierno era un tropo y eras tú primavera / y el romántico otoño corretear de hojas secas. Tú que nunca cuidaste del rigor de los años / ni supiste el castigo de un marchito ropaje; / tú que siempre tuviste los cabellos castaños / y la tersa epidermis, satinado follaje. Tus cabellos castaños, tus castaños cabellos / por volver a besarlos con el viejo fervor, / vendería yo la ciencia que compré con dolor / y la tela de araña que tejí con ensueños. Así como fui yo, así como eras tú, / en la inoncencia tórrida de nuestra juventud, / así quisiera ser, / mas ya no puede ser...

Pepe Alcaraz recordó que la idea de Soy un hombre de pluma y me llamo Renato, fue de algunos tlalpenses para “convocar a hacer un documento en honor a este tlalpense que tuvo dos amores profundos en la vida: las mujeres vistas como poesía/literatura y su país”, un proyecto que duró año y medio.

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