sábado, 6 de julio de 2013

julio 06, 2013
Pedro Echeverría V.

1. Si lleváramos el conteo de los grupos de lucha o de protesta que firman documentos o llamados en México, fácil contabilizamos dos centenares; pero da la impresión de que muchos de ellos son simples membretes que les agrada firmar pero no movilizan a nadie porque suelen caer en el desánimo que producen los fracasos y las represiones. Sería radicalmente distinto si todos esos grupos –encabezados por los más grandes y los de mayor claridad en ideas: CNTE, Morena, EZLN, Electricistas, FAT, Congreso Social- convocaran a un encuentro, a varias reuniones, para analizar la situación del país y sacar como acuerdo la integración de una coordinación de luchas políticas y económicas de los trabajadores.

2. Durante décadas se han registrado importantes reuniones masivas a partir de una dirigencia o de personalidades de izquierda que han hecho llamados de unidad; sin embargo se ha observado que cuando una corriente domina, las demás se van retirando del proceso hasta provocar el debilitamiento o desaparición del Frente, Convención o Unión. La realidad es que el objetivo deberá ser simple: coordinar las movilizaciones de los trabajadores y los ciudadanos con el fin de que reúnan a cientos de miles de participantes y las negociaciones den resultados en beneficio de los trabajadores. Esta coordinación llevaría a acabar con el simple gremialismo y el aislamiento de las luchas que por débiles en general han sido causas de derrotas.

3. La luchas gremiales (electricistas por un lado, la CNTE por otro, los zapatistas hoy o los electoreros mañana), aunque solitos y aislados, son importantes avances cuando no hay batallas unificadas; pero son muy limitadas cuando se tienen posibilidades de coordinación de otras fuerzas. No se requieren grandes esfuerzos para que se reúnan dos o tres representantes por organización, para que lleguen a acuerdos de manera general sobre los objetivos de la movilización, para luego pasar a tareas organizativas de solidaridad. Las tareas globales serían pocas porque cada organización haría propaganda, reuniría a su gente y en caso de financiamiento habría cierta equidad. Pero en vez de manifestaciones de cinco mil estaríamos reuniendo a más de 500 mil.

4. Sin embargo el problema básico de la unidad no parece ser práctico, sino la discusión elemental de los principios políticos del movimiento; además siempre resalta cierto liderismo o caudillismo que no terminamos de superar. ¿Cómo rebasarlo si siempre están los partidos ofreciendo candidaturas, privilegios y fuertes ingresos a personajes distinguidos por tener seguidores? Recuerdo que en 2010 sólo apareció la personalidad de Javier Sicilia para que cada uno de los partidos le ofreciera una candidatura que jamás aceptó. Pareciera que no estamos luchando por debilitar y derrotar a la clase dominante sino que batallamos para fortalecer posiciones individuales, de grupo o partido. Y mientras siga dominando el arribismo político la unidad será casi imposible.

5. Obviamente la unidad no se impone por decreto, no somete una posición política a otra; no es un asunto de mayorías y minorías ni de “centralismo democrático”. Por el contrario, se buscará no votar, no dirigir, no imponer y que todos los representantes e invitados tengan los mismos derechos y deberes, así como que realicen los mismos esfuerzos para fortalecer la unidad. Las posiciones ideológicas, filosóficas, políticas, las continuará discutiendo cada organización de manera interna o bien podrá elaborarse una publicación de la coordinación donde pueda desarrollarse la discusión; pero la coordinación política sólo servirá para que cada organismo apoye las luchas y las protestas con todo su contingente para superar las movilizaciones pequeñas que históricamente han sido derrotadas.

6. ¿Qué sector de la izquierda ha tenido o tiene la razón, o posee el prestigio definitivo? ¿Es el argumento ideológico, el triunfo político, el apoyo de masas, el liderismo natural, el caudillaje ejemplar, el criterio para establecer la razón y la verdad? (En la derecha –ni hablar- sólo ha habido empresarios, arribistas, santos, millonarios y ladrones) Pero en la izquierda –aunque duela reconocerlo- han caído muchos ideólogos y muchos “socialismos” del pedestal donde un tiempo estuvieron. ¿Quién entonces va adelante en la izquierda porque mantiene una política “correcta”? ¿Quién se considera poderoso en esta sociedad autoritaria capitalista? Busquemos coordinar nuestras batallas antimperialistas y anticapitalistas para evitar que sigan siendo aisladas y derrotadas. (5/VII/13)