jueves, 4 de julio de 2013

julio 04, 2013
Sirvieron a la represión ideológica y el intervencionismo de Estados Unidos, no respetan el derecho y no merecenque se les respete, señala.

DISTRITO FEDERAL, 4 de julio.- Cuauhtémoc Cárdenas, presidente del Centro Lázaro Cárdenas y Amalia Solórzano, señaló que con el trato que los gobernantes de Francia, Italia, y Portugal dieron al presidente de Bolivia, Evo Morales, “han mostrado una servil y rastrera actitud para servir la represión ideológica y el intervencionismo de los Estados Unidos.


“Han mostrado que no respetan el derecho y que no merecen se les respete. Los pueblos de Francia, Italia y Portugal no pueden sino sentir vergüenza por esos gobernantes que inclinan la servís ante el poder imperial”, aseguró en un comunicado.

En el documento titulado “Ofensa innecesaria: subordinación y vergüenza evidentes”, el coordinador de asuntos internacionales de la ciudad de México afirmó que los gobernantes de aquellas naciones europeas “han violado la Convención de Viena, que da inmunidad a las naves de los jefes de Estado, han faltado así a los más mínimos compromisos de respeto y amistad con un gobierno y con una nación con los que mantienen relaciones y pusieron en riesgo, con pleno conocimiento, por un asunto que les debía ser ajeno, la vida del presidente Evo Morales y los colaboradores que viajaban con él”.

Cuauhtémoc Cárdenas dijo que “habría que decir a Francois Hollande (presidente de Francia) a Enrico Letta (presiente de consejo de ministros de Italia), a Aníbal Cavaco Silva y Pedro Passos Coelho (presidente de Portugal y primer ministro de este país, respectivamente) como dice el refrán: “que el león cree que todos son de su condición, pero que el presidente de Bolivia no acostumbra transportar polizontes”, ante la suposición de que en el avión presidencial boliviano viajaba como polizonte Edward Snowden, ciudadano estadunidense que se ha visto obligado a permanecer hasta hoy en Moscú y “es requerido por la represión política hecha justicia de Estados Unidos”. (Alma Muñoz / La Jornada)

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