lunes, 22 de julio de 2013

julio 22, 2013
ESTADOS UNIDOS, 22 de julio.- "Me hago cualquier examen disponible, por si la comprensión de mi tipo de sangre puede significar que otra gente no se muera, ¿por qué no lo haría? Tendría que estar loco para destruir mi karma no ayudando a otra gente", narra Bob Hoff, un estadounidense que adquirió el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) casi al momento de su aparición en la década de los 80 y quien a diferencia de muchos de sus amigos, aún vive porque su infección nunca evolucionó a la etapa de sida. 

Foto: PBS News Hour

¿Qué es lo que ha permitido a Hoff vivir saludable sin tratamiento antirretroviral? Los expertos aún no llegan a un consenso, pero en lo que sí han coincidido es que casos como el de Hoff son excepcionales. Se trata de personas infectadas por el VIH pero con una capacidad inmunológica superior para controlarlo sin necesidad de ingerir medicamentos. La ciencia médica las ha nombrado controladores de élite. 

Para Luis Enrique Soto, jefe del Laboratorio de Biología Molecular del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición "Salvador Zubirán", la primera característica de los controladores de élite es que sí viven con VIH, es decir, dan resultado positivo a las pruebas Elisa y Western Blot, pero la mayoría de ellos registra cargas virales indetectables (menos de 50 copias del virus por mililitro de sangre) para los exámenes especializados. 

De acuerdo con el experto, las cargas virales de estas personas están controladas de manera natural, es decir, el VIH se comporta como si estuviera siendo atacado por los antirretrovirales, por lo que las células CD4 se mantienen estables, conservando así la fortaleza del sistema inmune. 

Los indicadores de la infección 

Cuando el VIH entra al cuerpo inicia su batalla contra los linfocitos CD8, responsables de matar a las células infectadas, y contra los linfocitos CD4, encargados de ayudar al cuerpo a luchar contra las infecciones y que a su vez son utilizados por el VIH para replicarse. 

Durante las primeras semanas de la infección se puede registrar más de un millón de copias del virus por mililitro de sangre, después, aproximadamente a los seis meses, debido a la respuesta inmunitaria, ocurre un brusco descenso para quedar en la etapa conocida como set point, la cual puede durar varios años y que en promedio es de 30 mil copias por mililitro para posteriormente, si no hay tratamiento, volver a elevarse a cientos de miles. 

En tanto, el conteo de células CD4 en la sangre indica el estado de salud de quien vive con VIH: si es menor de 200 significa que el virus ha causado sida, ya sea porque no se ha recibido terapia antirretroviral o porque ésta ha dejado de funcionar. Las personas sin riesgo de tener infecciones oportunistas deben contabilizar entre 800 y mil 200 CD4 en la sangre, aunque se considera que 500 es suficiente para mantener la salud. 

En charla con Letra S, Soto Ramírez explica que a diferencia del VIH prevaleciente en el continente africano, conocido como tipo 2 y que tarda hasta 20 años en producir sida, el tipo 1 –extendido en la mayor parte del mundo– genera el debilitamiento del sistema inmunológico en un periodo no mayor de 10 años. 

Peculiaridad genética 

Gustavo Reyes Terán, director del Centro de Investigación en Enfermedades Infecciosas (CIENI) del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, explica que en la historia del VIH inicialmente los controladores fueron llamados "supervivientes a largo plazo" y luego "no progresores a largo plazo", pues tenían un número adecuado de CD4 y una carga viral baja, entre 2 mil y 5 mil copias por mililitro de sangre. 

"Luego se identificó a un grupo más selecto con una carga viral por debajo de 2 mil, pero en los últimos siete años se ha identificado a un grupo de personas que sin duda tienen VIH, pero su carga viral es tan baja que no se puede detectar pues es de menos de 50 copias". Los científicos de Estados Unidos comenzaron a llamar "controladores" a quienes registran carga viral baja, entre 50 y 2 mil copias, a la vez que nombraron "controladores de élite" a quienes registran –mediante un equipo ultra sensible– una carga viral de entre 1 y 49 copias. 

El director del CIENI apunta que con el objetivo de conocer las características específicas de los controladores de élite, se les empezó a estudiar desde los ámbitos virológico, inmunológico y genético, siendo en éste último en el que se ha encontrado que los controladores de élite poseen los genes B57 y B27 que contribuyen a un control superior de la infección al producir linfocitos CD8 mucho más fuertes y capaces de reconocer a las células con VIH aun cuando éste haya mutado. 

Sobre el aspecto genético, Reyes Terán recordó que el único caso del que se tiene evidencia de cura es el de Timothy Brown, mejor conocido como "el paciente de Berlín". Brown tenía el VIH pero recibió un trasplante de médula ósea genéticamente defectuosa de un donante caucásico, cuyas células carecen del receptor CCR-5 –vía de entrada del VIH a las células CD4–, y logró controlar el virus. 

Para ambos especialistas, los controladores de élite son lo más cercano a una cura funcional del sida. Señalan que, desde el ámbito virológico, cuando se extrae el VIH de los controladores de élite y se inserta en células de individuos no-controladores, el virus comienza a replicarse normalmente, por lo que el reto para la ciencia consiste en crear linfocitos CD8 iguales a los que poseen los controladores. 

Otros mecanismos de curación 

Reyes Terán menciona el caso de la cohorte de Visconti en Francia, en la que a 14 personas recientemente infectadas les suministraron antirretrovirales durante tres años, se los retiraron y actualmente llevan ocho años con carga viral indetectable. 

"Este no es un asunto de genética, algo hizo el tratamiento para detener la replicación viral, es un aspecto del sistema inmune porque a diferencia de los controladores de élite que tienen una mayor proporción de genes protectores B57 y B27, la cohorte de Visconti tiene una baja frecuencia de éstos". 

Sobre la posibilidad de que los controladores de élite transmitan el VIH, Luis Enrique Soto y Gustavo Reyes muestran cautela al señalar que a pesar de que éstos tienen cargas virales indetectables, el riesgo de transmisión aunque mínimo, existe. 

Apuntan que los controladores de élite llegan a los servicios médicos más por situaciones específicas que por cuestiones de salud, por ejemplo, cuando intentan donar sangre o bien cuando son parejas de personas VIH positivas "tradicionales", o cuando de manera constante sostienen relaciones sexuales sin condón y se les hace una prueba de rutina para saber si tienen la infección. 

Sobre si los controladores de élite deben o no recibir terapia antirretroviral, Reyes Terán y Soto Ramírez, dos de los investigadores del VIH con más experiencia en México, señalan que actualmente se ha optado por no medicarlos. "¿Para qué se les va a imponer la carga de los efectos tóxicos de un tratamiento si naturalmente controlan la replicación viral?" 

"Creo que los controladores de élite pueden ser la llave para hallar la cura funcional, seguro que habrá mejores medicamentos y menos tóxicos; vamos por buen camino pero aún no estamos curando", concluye Luis Enrique Soto. (Publicado en el número 204 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 4 de julio de 2013)

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