sábado, 27 de julio de 2013

julio 27, 2013
RÍO DE JANEIRO, 26 de julio.- Cuando le anunciaron que compartiría un almuerzo con el papa Francisco no pudo creerlo. Ahora, poco después de haber vivido esa experiencia, el argentino Marcelo Galeano sigue sin procesarlo del todo. "Todavía no caigo, fue maravilloso", dice el joven de 23 años oriundo de la ciudad entrerriana de La Paz.

Marcelo es acompañante terapéutico, pero desde el 6 de abril se convirtió en traductor. Desde ese día trabaja en Río de Janeiro como Coordinador del sector de traducciones del portugués al español del Comité Organizador Local (COL), el ente detrás de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que esta semana se instaló en la ciudad carioca y que tiene como principal protagonista al primer papa argentino.

Marcelo aún no puede creer que haya tenido un encuentro tan cercano con el Pontífice. (Foto: LA NACION / Guadalupe Aizaga.) (clic a las fotos)

En una entrevista con LA NACION, el voluntario contó cómo fue esa hora y media inolvidable que compartió junto con otros 11 jóvenes de todo el mundo en en el palacio arzobispal San Joaquín.

-¿Cómo llegaste a la JMJ?

-El 6 de abril fui convocado por la Conferencia Episcopal Argentina. Estaban buscando a un coordinador general de traducciones y fui seleccionado para coordinar el área de portugués para el español. Desde el 6 de julio estoy trabajando aquí en Río, en el Comité Organizador Local.

-¿Cómo te eligieron para ser uno de los representantes americanos en el almuerzo con el Papa?

-Cómo fui elegido, no sé; tampoco, por qué me eligieron. Algunas semanas atrás estaba en la catedral de Río de Janeiro y había un sacerdote que me estaba buscando, y entonces le pregunto "Padre, ¿usted me estaba buscando?" "Sí, dice. Era por unas traducciones, pero ya está, ya lo hice". "¿Ya te vas?". "Sí, porque es tarde, mañana tengo que trabajar". Me abraza y me dice "Bueno, rezá, porque vas a almorzar con el Papa". "¡¿Qué?! ¿De verdad?". "Sí -me dice-, vas a almorzar con el Papa". Y así fue como me enteré.
El Papa Francisco come con un grupo de jóvenes en el Palacio San Joaquín del Arzobispado de Río de Janeiro.(AFP)

-¿Sabías que existía esa posibilidad?

-Sí, en la Jornada de la Juventud siempre se da que el Santo Padre almuerza con jóvenes de diferentes partes del mundo. Es una forma de conocer la realidad de diferentes países, de los continentes, ver un poco la preocupación de los jóvenes, para estar más cerca.

-¿Llegaste con expectativa de que te eligiera a vos?

-No, nunca pensé que podía llegar a ser. Jamás pensé que podía pasar por esto.

-¿Cómo fue tu día de hoy?

-Me levanté como un día normal. Nunca me pasó de estar tranquilo, pero hoy me levanté y pensé "Bueno, puedo dormir un poco más". Hice un poco de fiaca en la cama, después fui, tomé el metro, muy tranquilo, venía caminando y dije "No puedo creer, voy a almorzar con el Papa". Fue lindo desde la previa, esperar sentados en la sala. A algunos los conocía porque trabajan conmigo.

-¿Y qué pasó cuando entró Francisco?

-Empezamos a ver que llegó la seguridad, el fotógrafo, el camarógrafo y dijimos "Está llegando". Así que entró y dijo, muy simple, "Bueno, vamos a saludarnos, ¿no?" A presentarnos. Y bueno, nos presentamos cada uno, nos saludamos, dijimos de dónde éramos. Rezó y empezamos a almorzar.

-Cuando le dijiste que eras de la Argentina, ¿te dijo algo?

-Me sonrió, dijo "De Argentina..." (Sonríe). Me preguntó de qué diócesis, le dije que de Paraná y listo.

-¿Lo conocías de antes?

-No, no lo conocía.

Paula, una colombiana que ofició de traductora, muestra el menú del almuerzo. (Foto: lanacion.com / Guadalupe Aizaga)

-¿Cómo lo viste?

-Es una persona muy simple. Es un padre, es un pastor. Más allá de ser el Papa, no perdió las cosas simples de la vida, saludar, sonreír, hacer chistes. Al inicio estábamos todos medio callados, y él pregunto por qué estábamos callados. "¿Quién es el caradura que iba a hablar primero?", dice. Y le digo: "Santo Padre, es que no todos los días almorzamos con el Papa". Todos nos reímos, largamos una carcajada, porque es cierto, fue muy raro estar ahí sentado.

-¿Le hicieron preguntas?

-Él dijo: "Lo que quieran preguntar, lo pueden preguntar, y si hay algo con lo que no están de acuerdo, espero que me lo digan también, no solamente digan que sí porque sí". Hablamos de cómo vive el joven de hoy. Le conté un poco sobre mi situación, qué es lo que yo veía, qué me parecía. Fue una charla muy distendida y muy profunda, de un hombre muy culto que sabe y que claramente se preocupa para que todos tengan una vida digna.

-¿Pudieron comer o conversaron todo el tiempo?

-Al principio pensé "Bueno, espero que no sea como esos almuerzos al que uno lo invitan y que después no se puede comer por los nervios o porque te quedás hablando". Yo comí todo, desde que empezó hasta que terminó.

-¿Cómo fue la despedida?

-Dijo: "Recemos un Ave María, cada uno en su idioma". Después nos dio regalos [un rosario y una medalla oficial]. Nos sacamos fotos, yo le pedí una carta para mi hermano y él la escribió rápidamente; y bueno, después nos saludamos y se fue.

"¿Por qué están hoy aquí?"

La colombiana Paula García, quien ofició de traductora del encuentro, relató en una conferencia de prensa en el centro de prensa de la JMJ algunas de las líneas que más emocionaron a la docena de jóvenes.

"Al final nos hizo unas preguntas a todos: «¿Por qué están hoy aquí? ¿Por qué hay jóvenes muriendo en la calle, con hambre?», para luego decirnos que cuando tengamos la respuesta, cuando nuestro corazón empiece a llorar, ahí estaremos más cerca de Dios", contó García, quien trabaja en el COL desde febrero.

Además, el Sumo Pontífice volvió a subrayar la importancia de los ancianos y los jóvenes en la sociedad.

En ese sentido, recomendó que ante las crecientes tasas de desempleo entre los jóvenes, "hay que salir y buscar al otro" y recordar que "no somos islas, somos comunidad".

Finalmente, en otro de los fragmentos que quedó en la memoria de la docena de peregrinos, Francisco les dijo: "No crean que el señor Papa sabe todo y no necesita nada. El señor Papa también necesita un confesor que lo guíe".

En el almuerzo predominó el español, que fue el único idioma en que se expresó Jorge Bergoglio, aunque también se habló en inglés y portugués. De la cita participaron fieles de Nueva Zelanda, Australia, Portugal, Francia, Colombia, México, Estados Unidos, Sri Lanka, Rusia, Brasil y Argentina. (La Nación)

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