lunes, 3 de junio de 2013

junio 03, 2013
TURÍN, Italia, 3 de junio.- Un empresario suizo ha sido condenado a 18 años de cárcel por la muerte de tres mil personas tanto obreros como vecinos víctimas de sus fábricas de amianto en el país transalpino.

Stephan Schmidheiny, de 65 años, había recurrido una primera sentencia de 16 años, y el Tribunal de Apelación de Turín ha decidido aumentarla.

Ha sido declarado culpable de catástrofe sanitaria y medioambiental intencionada y de incumplimiento de las normas de seguridad.


El expropietario de Eternit Suiza, juzgado en rebeldía, deberá pagar también millones de euros de indemnización a las numerosas partes civiles denunciantes.

Eternit quebró en 1986, seis años antes de la prohibición del amianto en Italia.

Los abogados de Schmidheiny han anunciado que presentarán un recurso ante el Tribunal de Casación de Roma.

Este es el proceso judicial más importante que ha habido nunca en el mundo relacionado con el amianto, un mineral altamente cancerígeno empleado sobre todo en materiales de construcción.

La multinacional deberá indemnizar con 30 millones de euros (unos 39 millones de dólares) a la localidad de Casale Monferrato (norte), la más afectada, con más de la mitad de las víctimas, cerca de 1,800.

La región de Piedemonte recibirá 20 millones de euros (unos 26 millones de dólares), los sindicatos 100,000 euros (130,000 dólares) cada uno y 70,000 (91,000 dólares) las asociaciones de defensa del medio ambiente. Los familiares de las víctimas serán indemnizados con 30,000 euros cada uno (39,000 dólares).

El amianto, usado durante décadas como material milagroso por su resistencia al calor y al fuego, fue prohibido en toda la Unión Europea en 2005, y ahora se milita por una prohibición mundial.

Pese a que es difícil cuantificar las consecuencias mortales del amianto en numerosos países, en Francia podría ser responsable de unos 100,000 decesos antes de 2025, según la Agencia Salud Medio Ambiente (Afsset).

En América Latina se dio un primer paso en 2008, cuando una ley del estado brasileño de Sao Paulo que prohibía el amianto en esa región fue juzgada constitucional pese a un recurso interpuesto por influyentes industriales. (euronews / afp)

La justicia italiana aumentó este lunes la condena del empresario suizo Stephan Schmidheiny (en la foto), socio de Eternit Italia, de 16 a 18 años de cárcel por haber provocado la muerte de más de 3000 personas con el uso de amianto, en el primer juicio que se celebra en el mundo contra uno de los materiales de construcción más peligrosos para la salud.
El multimillonario suizo, juzgado en ausencia, había sido condenado en primera instancia en febrero de 2012 a 16 años de cárcel en un juicio considerado histórico, durante el cual los familiares de las víctimas y la fiscalía exigieron severas condenas para los directivos de Eternit por haber violado las reglas de seguridad en sus fábricas en Italia, que funcionaron de 1976 a 1986. En la imagen, una persona satisfecha por el resultado.

Schmidheiny fue juzgado junto a su exaccionista, el belga Jean-Louis Marie Ghislain de Cartier de Marchienne, con título de barón, quien falleció el pasado 21 de mayo a los 92 años, semanas antes de la sentencia. Los dos habían sido condenados por haber provocado de modo intencional una grave "catástrofe ambiental y sanitaria". "Strage", en los gafetes, significa masacre en italiano.

La justicia italiana inició así el mayor juicio organizado hasta ahora por el amianto, un mineral fibroso --que tiene como variante el asbesto, de fibras más duras-- que organismos médicos internacionales acusan de provocar cáncer con una elevada mortalidad. Desde hace unos años se ha prohibido su uso en todos los países desarrollados, aunque sigue siendo utilizado en otros en vías de desarrollo, entre ellos casi todos los de América Latina. Pese a su nocividad, desde 2007 se han utilizado más de 2 millones de toneladas de amianto en todo el planeta, en particular en China (30%), India (15%), Rusia (13%) y Brasil (15%).

La sentencia fue pronunciada ante familiares de las víctimas, obreros y habitantes de las localidades italianas más afectadas, así como delegaciones y representantes sindicales de otros países europeos, entre ellos Suiza y Francia, pertenecientes al Comité de Ayuda y Orientación a las Víctimas de Amianto (CAOVA).

A mediados de mayo, la fiscalía solicitó que se aumentara la pena a 20 años contra los dos empresarios, que con sus decisiones estratégicas terminaron por exponer a cientos de personas al amianto y por lo tanto a que se enfermaran gravemente décadas después. Para la justicia, tanto el fallecido barón como el multimillonario suizo, aún sabiendo que el amianto era peligroso, decidieron mantener las fábricas abiertas y no dispusieron ni siquiera del uso de guantes y mascarillas como primera medida de protección para evitar que miles de personas se enfermaran de tumor en los pulmones y asbestosis por la inhalación del polvo del asbesto.

El veredicto de Turín abre las puertas a otros juicios en todo el mundo y constituye una victoria para las organizaciones que luchan contra el uso de ese material nocivo.

"Queremos un mundo mejor, sin amianto y sin que reine esa sed de ganancia que llevó a ambiciosos empresarios a sacrificar vidas humanas en pos del rendimiento", comentó un representante de CAOVA.

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