domingo, 2 de junio de 2013

junio 02, 2013
De la Primera Serie.






Fray Diego de Landa, tercer obispo de Yucatán (1572-1579), era tan aficionado a achicharrar gentiles que en una ocasión quiso quemar vivo a un pobre indígena que, en Peto, hacía de HUAY-TORO para entretener al pueblo, mientras su amo se dedicaba a otros deportes de índole amorosa. Púsole preso y lo mandó consignado al alcalde de Valladolid; pero éste, compasivo o venial (¿venal?), lo dejó escapar.  

Indignado el Obispo, excomulgó al alcalde, quien ocurrió en demanda de amparo al Gobernador, que lo era el joven y calavera Don Guillén de las Casas. Como el obispo estaba de jira, salió Don Guillén en su busca y lo alcanzó en Xanabá.--"¿Qué busca Vmd. por estos rumbos?--dijo el obispo al verlo.

--"Vengo en busca de la paz"--repuso el gobernador.

--"Ah, Vmd. es como el Rey de Francia: cuando paz, paz y cuando guerra, guerra"--agregó el Obispo.

--"Es que yo no soy Rey de Francia, sino de ESpaña" --contestó Don Guillén.

--"Ni de Francia, ni de España --exclamó irónico Fray Diego --Vmd. será a lo más rey de bastos... o de copas".

Don Guillén, que había tenido anteriormente varias reyertas con el Obispo, se aguantó como buen jugador y, al fin, obtuvo la absolución de su amigo el alcalde de Valladolid. 

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