jueves, 6 de junio de 2013

junio 06, 2013
Pedro Echeverría V.

1. Se publicó que la distancia en kilómetros entre China y México es de alrededor de 12 mil y la que separa a México de los EEUU es sólo de unos cuantos centímetros, es decir, con sólo estirar la mano. Sin embargo hay otros trechos culturales: las oposiciones y similitudes de oriente y occidente, de sajones y latinos, de asiáticos y americanos, de antigüedad y modernidad. Lo mexicanos que durante más de un siglo hemos tenido la cultura de los EEUU en el cine, la TV, la radio, prensa, en el idioma, la religión y en todas las mercancías que consumimos y usamos, no conocemos nada, o casi nada, de la cultura china. No entendemos de su idioma hablado o escrito ni de su educación o cultura. Así que hemos estado tan lejos de los chinos que la visita presidencial nos sorprende.


2. Pero los yanquis, es decir, la clase dominante en los EEUU, después de ejercer total hegemonía en el mundo por 100 años, han comenzado a declinar ante la irrupción de la poderosa economía China y sus 1, 400 millones de habitantes. No ha sido una sorpresa el resurgimiento de China –de los países más antiguos del universo- que desde 1949 alcanzó liberarse de todos los imperios y comenzó a construir la “nueva China”; tampoco puede ser sorpresivo que un imperio –el más expoliador y asesino de la historia- esté cayendo después de estar en el pináculo del saqueo mundial. Pero, aunque quisiéramos que ese imperio yanqui se derrumbe ya, no es en pocos años; tendrán que pasar más de dos lustros de grandes movimientos y confrontaciones para que ello sea una realidad.

3. Sin embargo muchos preguntarían: ¿Implantará China un nuevo imperio mundial a pesar de que ya en pleno siglo XXI se ha desarrollado una fuerza y una conciencia que repudia al imperialismo como espoliador y asesino? Es posible que la hegemonía China en el mundo –esencialmente económica y tecnológica- también haga historia; pero lo importante será el despertar de los pueblos que ya no estarán dispuestos aceptar un nuevo dominio. ¿O podríamos decir que los pueblos no despertarán porque durante muchos siglos han sido alienados? Pero tampoco los yanquis desaparecerán; simplemente buscarán –junto a otros países poderosos, tal como sucedió en la Primera y Segunda Guerra- rescatar los privilegios que antes tenían. Así que no será agradable resistir los pataleos.

4. El gobierno chino visita estos días al gobierno mexicano casi sin que los medios de información hayan propagado el evento; hace apenas unas semanas el presidente de los EEUU estuvo en México y esos mismos medios dedicaron días enteros para difundir el acontecimiento. Supimos ampliamente que Barack Obama fue custodiado por miles de agentes de los EEUU, más de 10 mil soldados y policías mexicanos, así como que todos sus traslados fueron en helicópteros y en su famosa limusina “la bestia” extremadamente custodiada. Del visitante chino no sabemos ni su nombre, a pesar que estará más horas en México y viajará hasta en Yucatán. Sin embargo es totalmente entendible: México es el patio trasero de los EEUU y cualquier caso debe demostrar México su vasallaje.

5. Aunque los gobernantes chinos tomaron el camino capitalista después de la muerte de Mao Tsetung en 1976, este modelo se ha desarrollado con mucha relación política, pero con independencia de los EEUU, el Japón, Europa o Rusia. Lo que más ha pesado en China es ser el país más habitado del orbe y de los mayores en extensión territorial. China era –como se ha dicho- un gigante “dormido”. Fue un país que al parecer prefirió pasar los siglos en silencio viviendo al interior o en la región, con plenitud, su cultura; pero luego de enormes esfuerzos practicando el comunitarismo y el colectivismo, así como probando experiencias socializantes desde 1949, ha aceptado vivir otras experiencias y parece que les ha funcionado muy bien. La realidad es que son muy pocos años de capitalismo.

6. El capitalismo chino, que formalmente se inicia en 1978 teniendo como base el ideario de Deng Xiaoping, ha reconocido el ideario socialista de Mao Tsetung, ha conservado al Partido Comunista como máximo dirigente, pero le ha dado una característica muy diferente al desarrollo de la economía y política china. La realidad es que son pocos años para hacer un balance de lo sucedido, a pesar de que se han repetido las forma clásicas de operación de los inversionistas, de que las diferencias económicas se mantienen y que las formas de operar capitalistas están presentes; pero si China a través de estos años aplica políticas que ayuden a liberar a los pueblos de la opresión imperialista yanqui, no queda otra política que apoyar sus acciones y esto es importante.

7. Aunque la visita del presidente chino a México es para abrir amistades y conquistar mercados en América y en el mundo, la visita es importante porque es una forma de presionar la brutal hegemonía de los EEUU en esta región. A México, a sí como a otros países, le conviene diversificar su economía y su política. Aunque México haya funcionado durante un siglo como “patio trasero” es tiempo de que viva otras experiencias. O, ¿estamos condenados a vivir como si fuéramos una parte del territorio de los EEUU controlado por un puñado de de yanquis que dominan el mundo? En los próximos días y semanas veremos las respuestas yanquis que se impondrán en nuestras políticas (5/VI/13)