lunes, 17 de junio de 2013

junio 17, 2013
CIUDAD DEL VATICANO, 17 de junio.- Uno a uno, Nicolás Maduro fue presentando al Papa a todos los miembros de la delegación venezolana de visita ayer en el Vaticano. Cuando le tocó el turno a Carmen Meléndez, el presidente de Venezuela explicó: “Su Santidad, ella es la primera almiranta de la Armada venezolana”. La militar pidió permiso a Jorge Mario Bergoglio para besarle el anillo y, mientras lo hacía, Francisco le dijo: “Rece por mí… ¡Pero rece a favor, no en contra, eh…!”. Durante la visita del presidente Maduro al Papa, marcada por la campechanía y el buen humor, se abordó –según una nota distribuida por el Vaticano— “la situación política y social del país tras la desaparición del presidente Hugo Chávez, así como de diversas problemáticas tales como la pobreza, la lucha contra la criminalidad y el narcotráfico”.

En la nota del Vaticano, se explicó que en el encuentro, que duró 20 minutos y se desenvolvió en un “clima de cordialidad”, se repasó “la situación social y política de Venezuela” después de la reciente muerte de Hugo Chávez. Durante el coloquio también el papa hizo referencia a la presencia histórica de la Iglesia Católica en el país y “a su decisiva aportación en los ámbitos de la caridad, de la asistencia sanitaria y de la educación”.

Nada más sentarse ante el Pontífice, Maduro le dijo: “Hemos venido a recoger un premio que nos ha dado la FAO [la organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación] por nuestra lucha contra el hambre”. A lo que Francisco le respondió: “Muy bien, muy bien”. Durante la conversación privada, de unos 20 minutos, el presidente venezolano y el Papa estuvieron de acuerdo, según el Vaticano, en “la necesidad de un diálogo sincero y constante entre la Conferencia Episcopal del país y el Estado para el desarrollo de toda la nación”. Además, ambos mandatarios repasaron juntos la situación general de Latinoamérica y, en especial, del proceso de paz que tiene lugar en Colombia. Durante toda la visita, Maduro no dejó de hablar ni de referirse constantemente al fallecido presidente Hugo Chávez.

Coincidiendo con la visita del presidente Maduro, la oposición representada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) insertó un anuncio publicitario en el diario italiano La Repubblica en el que agradecían al papa Francisco su interés por Venezuela. El suelto reproducía un extracto de un discurso del pasado 21 de abril en el que llamaba a la paz y el entendimiento: “Invito al querido pueblo de Venezuela, y de manera particular a los responsables institucionales y políticos, a rechazar cualquier forma de violencia y establecer un diálogo sobre la base de la verdad, en el reconocimiento recíproco, en la búsqueda del bien común”. Hace unos días, el líder de la MUD, Henrique Capriles, envió una carta a Francisco en la que le pedía: “Le solicitamos respetuosamente que nos ayude con su enorme e indiscutida autoridad moral para lograr ese diálogo basado en la verdad”. Capriles trasladó al Pontífice que los venezolanos siguen sufriendo persecución y cárcel en razón de sus ideas. Tres diputados de la oposición venezolana serán recibidos por el secretario de las relaciones del Vaticano con los Estados, Dominique Mamberti, para trasladarle la situación de los presos políticos.

Durante el tradicional intercambio de regalos, Maduro obsequió al papa con la Constitución del país, un retrato de Simon Bolivar y un cuadro de la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela, y una escultura del doctor José Gregorio Hernández (1864-1919), que se encuentra en proceso de canonización. Sobre el médico venezolano, conocido por su compromiso con los más desfavorecidos, Maduro expresó su deseo ante el papa de que sea pronto canonizado pues “es un santo del pueblo”.

Por su parte, el papa entregó a Maduro una pluma estilográfica, y como ya hizo con los otros mandatarios latinoamericanos, el documento de las conclusiones de la reunión que celebró en Aparecida (Brasil) la Conferencia Episcopal Latinoamericana.

Por otra parte, el papa Francisco envió a los líderes del G-8 una carta en la que les recuerda la necesidad de “asegurar en cada actividad política y económica nacional e internacional una referencia al hombre”, con una atención especial a los más pobres. “Hay que eliminar definitivamente”, pide Jorge Mario Bergoglio, “el flagelo del hambre y garantizar la seguridad alimentaria, la protección de las mujeres y niños de la violencia sexual en situaciones de conflicto”. El Papa hace mención incluso a la necesidad de “evitar la evasión fiscal y asegurar la transparencia y la responsabilidad de los gobiernos”. (El País)

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