domingo, 2 de junio de 2013

junio 02, 2013
MADRID, 2 de junio.- Si estás descontento con la forma de tu nariz, quizás ese familiar al que te pareces tanto no tenga toda la culpa. Investigadores creen que el clima pudo haber cincelado el apéndice nasal de nuestros antepasados, de forma que europeos y africanos tienen, de manera habitual, un perfil muy diferente. Investigadores de la Universidad de Iowa (EE.UU.) querían conocer la función de los senos maxilares, las cavidades a ambos lados de la nariz humana, tristemente populares por estar recubiertos de mucosas y causar infecciones. Se creía que son una reliquia evolutiva de nuestro pasado distante, con un valor actual poco conocido. Sin embargo, el equipo descubrió que juegan un papel importante en la forma y la función de la nariz humana, incluso hoy en día.

Perfil de un maya con la nariz propia de la etnia.

Después de estudiar 40 rostros de origen africano y europeo con tomografías computorizadas, los científicos llegaron a la conclusión de que los senos maxilares cambian su tamaño para dar cabida a la nariz y maximizar su función principal, que es hacer el aire tan respirable como sea posible.

Los senos maxilares «permiten que la nariz cambie de forma sin afectar a otras áreas de la cara», explica Nathan Holton, antropólogo de la Universidad de Iowa y autor principal del artículo. Los senos maxilares y la nariz comparten el mismo muro, como vecinos en un dúplex. Si se llevan bien o no es importante, ya que la nariz tiene que ser capaz de asumir diferentes formas y cambiar sin transformar todo lo demás en la cara y el cráneo, para maximizar su función dependiendo del clima.

Narices estrechas y largas si hace frío

En los lugares más fríos, la nariz se ha desarrollado para ser más estrecha y más larga, mejor para atrapar el aire en el conducto nasal y calentarlo y humedecerlo, exactamente cómo les gusta a los pulmones. En climas más cálidos, la nariz es más amplia y más corta, debido a que el aire ya es cálido y húmedo, por lo que el objetivo es transportarlo rápidamente a los pulmones. Eso explica, en términos generales, la forma larga y prominente de la nariz típica del norte de Europa y la más plana y amplia de la nariz africana.

En su experimento con voluntarios, los investigadores querían averiguar si una nariz más grande significaría senos maxilares más pequeños y viceversa. Para su sorpresa, ese no fue el caso. «Lo que encontramos es que un volumen nasal grande se asoció con un volumen más grande de los senos en las muestras de africanos y europeos», explica Holton. «Las personas con una cara más grande también tiene una cavidad nasal más grande y más grandes senos maxilares».

El equipo encontró que los senos maxilares en los participantes europeos eran, en promedio, un 36% más grandes que los de los participantes de origen africano, en rostros de aproximadamente el mismo tamaño. La razón: los europeos, con la nariz más estrecha, tiene más espacio para los senos maxilares. «Tener estos senos es lo que permite a la nariz cambiar de forma, al menos en términos de anchura, con independencia de otras partes de la cara», afirma Holton.

La investigación ha aparecido publicada en la revista The Anatomical Record. (ABC)