Alex aún no ha podido 'salir del clóset' oficialmente. Nos contó su historia.
Cuando era niño siempre supe que era diferente de los demás, no me sentía más especial, ni mejor que los otros niños y niñas de mi escuela, sabía que de alguna forma era distinto, me causaba admiración ver a un hombre amanerado caminando por la calle, ver a dos chicos tomados de la mano y sentía atracción por otros niños, fue cuando me cuestioné ¿Habrá algo malo conmigo?
Crecer en un país donde la palabra puto, joto, maricón, era algo malo o desagradable me hacía pensar que sí, así que desde pequeño lo oculté a todos, incluso a mí mismo.
Conforme iba creciendo iba forzando mi ser a sentir atracción por las mujeres, lo cual nunca fue posible. Incluso después de un fuerte accidente que tuve con mi familia, fui a una iglesia cristiana donde sané mucho del dolor y rechazo que sentía a mi persona. Esto abrió la puerta que había cerrado al pensar en la homosexualidad. Este lugar me volvió a cuestionar si de verdad estaba mal lo que sentía, mi identidad nuevamente pendía de un hilo y fue cuando durante el bachillerato tuve un episodio de depresión y ansiedad. Todas las noches oraba y pedía a Dios respuesta a lo que estaba pasando conmigo. Volví a cerrar esa puerta por miedo, por falta de información, por falta de madurez