Pedro Echeverría V.
1. Porfirio Muñoz Ledo, el gran camaján de la política (viejo y astuto), acaba de declarar, a tambor batiente, que todo el legislativo mexicano funciona como borregos siguiendo a su pastores. Obvio que Muñoz Ledo se las sabe de todas, todas. Él fue borrego, a los dos años carnero, luego eficiente pastor y desde los 45 años jefe de pastores. ¿Tiene razón y no don Porfirio? Olvida que a todos los políticos profesionales –también a los no políticos- nos educan nuestros padres y la sociedad para ser sumisos, respetuosos, a cumplir normas de comportamiento dócil que la sociedad civil y religiosa ha impuesto como normas obligatorias para ser aceptados en la sociedad. Pero tiene razón Porfirio cuando opina que en los partidos –faltos de ideas e iniciativas- todos siguen sin crítica lo que les impone su líder.
2. La realidad es que Muñoz Ledo contradice a su tocayo el dictador Porfirio Díaz quien, como debe recordarse, en 1908 declaró que el pueblo mexicano “ya estaba preparado para gobernarse” y que él con gusto dejaría la Presidencia que ocupó 32 años antes. López Obrador repite en cada discurso que el pueblo mexicano es el más avanzado del mundo, que por ello lo eligió. No sé, ese mismo pueblo dejó gobernar durante más de 30 años a los cinco gobernantes (tres del PRI y dos del PAN) más ladrones y asesinos de la historia y no dijo nada. ¿Es acaso ese mismo pueblo el que ha vivido durante siglos la miseria, el hambre, el desempleo y no le interesa que sus ladrones y asesinos no se vayan a prisión? Por ello Muñoz Ledo tiene un poco de razón pero por el hecho de haber sido pieza muy grande del PRI, se puede morder la lengua.