lunes, 27 de julio de 2020

julio 27, 2020
NUEVA YORK, 27 de julio de 2020.- La condición de ejercer de pirómano y de bombero, cosas incompatibles a la que parece jugar el presidente Donald Trump con fines electorales, ha provocado un incremento de la agitación en las calles del país.

Las manifestaciones en Portland por la muerte de George Floyd iban de baja cuando hace unos días irrumpieron los agentes federales. Volvió la violencia, que cada noche va a más.

Este fin de semana, en solidaridad con lo que sucede en la ciudad de Oregón, las protestas se expandieron por diversos lugares de Estados Unidos, sobre todo en Seattle (Washington), donde se registraron al menos 45 detenciones, con 21 policías heridos, y de manera más trágica en Austin.

Un hombre recibió un disparó y falleció cuando caminaba en manifestación por el centro de la capital texana. “Que alguien muera por participar en una protesta es horrible”, afirmó el alcalde Steve Adler en un comunicado. “Nuestra ciudad está sacudida y yo estoy desconsolado y aturdido”, subrayó.

Protesta en Portland, Oregon. (The Washington Post)

En Omaha (Nebraska), numerosos ciudadanos salieron para llamar la atención por la muerte de un hombre negro a manos de un blanco, dueño de un bar. En Nueva York se concentraron centenares de personas, sin que constaran incidentes graves. En Los Ángeles, los uniformados dispararon proyectiles de goma contra los activistas que marchaban cerca de un edificio federal. En Louisville, donde siguen las marchas a causa de la defunción de la afroamericana Breonna Taylor por los disparos de un policía estando en su piso, dos grupos opuestos y armados se encararon pero evitaron la violencia.


Trump anunció la semana pasada, en el marco de la operación Legend ,, la ampliación del objetivo que denomina “la guerra a las ciudades”. O mejor dicho, la guerra a las ciudades bajo poder de los demócratas. El presidente anunció el envió de agentes federales a Chicago, Kansas City y Albuquerque para combatir el crimen. También ha amenazado a Nueva York y Detroit.

Trump pasa por un pésimo momento en su mandato cuando faltan menos de cien días para las elecciones del 3 de noviembre. Las encuestas le dan perdedor en estados que parecían cantados para él, la economía da signos de no recuperarse tras el cierre por el coronavirus, mientras que la pandemia sigue expandiéndose, con cuatro días consecutivos con más de 1.000 muertos, y los sondeos certificando que ha hecho una mala gestión de esta crisis.

Frente a esta situación, con el altavoz que le pone la cadena Fox, el presidente ha decidido forzar los límites constitucionales y enviar fuerzas de seguridad a ciudades en las que sabe que va a perder, pero cuya actuación se proyecta sobre el miedo que puedan sentir los votantes de las zonas suburbiales y áreas rurales.

La líder de los demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, bautizó a Trump como “el señor que empeora las cosas”.

Esa es la imagen que muchos extraen de su iniciativa para recuperar votantes proyectando el caos. Su teoría de cuanto peor mejor propició que las autoridades de Portland elevaran la alarma la madrugada del domingo, después de que los manifestantes rompieran el cordón de protección del edificio de los tribunales federales, donde están los agentes fronterizos enviados a la ciudad. “Grave riesgo de alarma pública”, tuiteó la policía en su cuenta, desde la que pidió a los ciudadanos que evacuaran el centro de la ciudad.

“A lo largo del país, la gente comete actos de violencia supuestamente en apoyo de Portland”, señaló Chuck Lovell, jefe de la policia local. “Si queréis apoyar a Portland, parad la violencia y trabajar por la paz”, dijo.

La erupción más fuerte se produjo en Seattle. Hubo algunos incendios y ataques a propiedades.“Federales volved a casa”, corearon varios miles de personas. (Francesc Peirón / La Vanguardia)

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