martes, 21 de julio de 2020

julio 21, 2020
Carlos Loret de Mola Álvarez / 21-VII-20

Lo importante de esos departamentos eran sus cajas fuertes. Medían como un metro y medio de altura. Les cabía más cash de lo que uno pudiera imaginar. Las cajas fuertes estaban en departamentos de la zona de Polanco en la Ciudad de México, y sólo se abrían bajo las órdenes de Froylán Gracia García, brazo derecho del entonces director general de Pemex, Emilio Lozoya. ¿Para qué servía ese cash? Para sobornar políticos en el marco de la aprobación de la reforma energética en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Así me lo revelan fuentes a quienes consulté buscando detalles sobre el modus operandi de Emilio Lozoya para lograr la aprobación de la reforma energética y que ahora le da acceso al privilegio de ser testigo protegido del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Los fajos de billetes solían entregarse en bolsas de Louis Vuitton y otras boutiques carísimas, que iban engrapadas en la parte superior para evitar que se viera el contenido. A veces se entregaban en los departamentos, a veces en la torre de Pemex, pero cuando se perdió el pudor, se veía a legisladores al terminar sus jornadas de trabajo, desfilando en los pasillos de las Cámaras de Diputados y Senadores con sus bolsas de marca rumbo al estacionamiento para guardarlas en las cajuelas de sus coches.

Los nombres de quienes recibieron dinero los saben muy pocos, pero entre ellos sin duda están Emilio Lozoya, y sus operadores Froylán Gracia y Carlos Autrey.


En las negociaciones de la reforma energética, los funcionarios solían decir que gastarse millones en sobornar legisladores era un costo mínimo frente al dinero que iba a entrar con los contratos de la reforma energética, según testigos de los encuentros. Por eso, no faltó el vivo que en vez de pedir sus bolsita de cash, mejor pedía llevar mano en contratos petroleros que pudieran inclinar a favor de empresas de amigos y socios, que les redituarían jugosamente el favor.

Está claro que en la mira están mucho más el PAN y sus integrantes, que políticos de otros partidos. Eso, por la razón políticoelectoral que también mueve al presidente López Obrador. Es natural.

SACIAMORBOS.—
Ya veremos si Emilio Lozoya, en su calidad de testigo protegido, cuenta de sus negociaciones con Manuel Bartlett, Zoé Robledo y Miguel Barbosa. Ellos eran entonces senadores, y presumían una gran interlocución con el director general de Pemex. El primero, a través del padre de Lozoya, que fue su compañero de gabinete en el sexenio de Salinas de Gortari. Los otros dos, como operadores de la bancada perredista en el Senado.

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