Eduardo Ibarra Aguirre / 28 - VIII-19
El acuerdo suscrito entre la Comisión Federal de Electricidad y tres de las cuatro empresas involucradas en los contratos de construcción de gasoductos en el país y que permitirá a la CFE ahorrar 4 mil 500 millones de dólares es muy importante, coincidieron en subrayarlo –en la mañanera de Palacio Nacional del martes 27–, el presidente Andrés Manuel López Obrador, Manuel Bartlett (director de la paraestatal), Carlos Slim (presidente honorario vitalicio de Grupo Carso), Carlos Salazar Lomelín (presidente del Consejo Coordinador Empresarial) yAntonio del Valle (presidente del Consejo Mexicano de Negocios).
Lo es no sólo por el ahorro que tendrá la hacienda pública, lo que permitirá destinar más de 85 mil 500 millones de pesos a otras necesidades de México, sino también porque evitó un litigio con seis reclamaciones de arbitraje preliminares en Londres y una en París. E independientemente de si lo ganaba el país o las empresas, dañaría la confianza de los inversionistas o tendrían un excelente pretexto para no invertir. Y los plutócratas que apuestan por el fracaso de AMLO, como los Claudio X. González (Laporte y Guajardo), jefes de lo que denominan “el cártel de los amparos” contra la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, tendrían un punto a su favor para agrupar a la oposición empresarial, intelectual (como María Amparo Casar) y periodística (Carlos Loret de Mola, entre muchos).
Oportunísima resultó la definición de Slim Helú, el octavo capitalista más rico de la aldea, sobre el crecimiento económico y el estado en que se encuentra. Para el ingeniero egresado de la Universidad Nacional “El crecimiento puede ser cero o 2 o 0.2 o 0.8 (%), no es importante, lo importante es que está así porque no ha habido esa gran inversión”.