BUENOS AIRES, Argentina, 10 de mayo de 2019.- Como la grada del estadio de Anfield o la multitud en un concierto de los Stones, la Feria del Libro de Buenos Aires estalló en fervor. Cristina ha vuelto. La ex presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, presentó su libro de memorias, Sinceramente. Y el entusiasmo del público explicó por qué se han vendido más de 250.000 ejemplares en poco más de una semana. No fue un acto electoral, ni se anunció ninguna candidatura, pero da igual. Caben pocas dudas tras un mitin político de esa magnitud. Aunque siga reservando sus cartas, Cristina Fernández de Kirchner estará en la carrera hacia la presidencia. Propone ya una primera idea: un “contrato social” para el crecimiento económico.
Mil personas, invitadas por la autora o por la editorial, cupieron en la Sala Jorge Luis Borges. En primera fila, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, la presidenta de las Madres de la Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, antiguos ministros peronistas, actores e intelectuales cercanos al kirchnerismo. Muchos miles se agolparon fuera, bajo la lluvia. En el exterior empezaban los cánticos y continuaban en el interior, donde se contagiaba el entusiasmo. El ambiente llevaba horas calentándose, y en los momentos de lluvia más torrencial, antes de la presentación, muchos se refugiaron bajo la tribuna del campo de ganado (en La Rural, además de la feria del libro, se celebra la feria agraria) para cantar la marcha peronista. Cuando Kirchner llegó al recinto, blindado por cuatro cinturones de seguridad, resonó el grito colectivo de “Cristina, presidenta”. Y por fin dejó de llover.
La ex presidenta, flanqueada por María Teresa Carbano, de Fundación El Libro, y por Juan Boido, director de la editorial Sudamericana-Random House, empezó hablando de su obra. Que tenía que haberse llamado Néstor y yo, pero se quedó en Sinceramente, la coletilla que utiliza en casi cada frase. Que fue creciendo, más allá del propósito de la autora (ayudada en la redacción por una periodista, cosa que no se dijo). Que rebosaba honestidad y aspiraba solamente a “contribuir al debate”. Pero las divagaciones de la autora de éxito duraron muy poco. Kirchner dijo que la crisis argentina era gravísima, que los argentinos eran “muy complejos”, y arrancó con la política. “Me llaman populista, nos llamaban choripaneros [por el reparto entre sus seguidores de chorizo con pan durante los actos]", dijo, recordando el mandato de su difunto marido y los suyos, “pero generamos millones de puestos de trabajo”.