Eduardo Ibarra Aguirre / 25-III-19
Al presidente Andrés Manuel se le ocurrió, seguramente a petición de Alfredo Harp Helú, pronunciar un discurso de 2.55 minutos, el más corto en su carrera política, para inaugurar el estadio de beisbol de los Diablos Rojos del México. Y las consecuencias eran más que previsibles, el abucheo de una porción de los asistentes que, por pocos que fueran, predominan en el silencio o la algarabía de otros.
Pero si nos atenemos a la versión de La Jornada, coincidente con otros medios, desde su arribo al Estadio Alfredo Harp Helú, acompañado del magnate, López Obrador “fue objeto de expresiones en contra, incluidos algunos gritos de ¡fuera, fuera, fuera!, y silbidos de mentadas, que se entremezclaron con aplausos”.