sábado, 21 de septiembre de 2019

septiembre 21, 2019
MÉRIDA, Yucatán, 21 de septiembre de 2019.- En la jornada de cierre de las actividades en el Multigimnasio "Socorro Cerón", se dieron cita laicos, religiosos y sacerdotes para reflexionar sobre su papel en la Iglesia con énfasis en la misión que nace de ser discípulos de Cristo.

Al inicio del día, la comunidad rezó unida las Laudes dirigidas por el Excmo. Sr. Francisco González González, obispo de Campeche. Después de la oración comunitaria, se dio paso a la primera conferencia del día a cargo del Pbro. Lic. Emilio Lavaniegos González, O.D. colaborador de la Congregación para el Clero de la Santa Sede.

En este espacio se enfatizó la necesidad de que cualquier vocación –laical, sacerdotal o religiosa- se viva con amor, alegría, disponibilidad y con amplio sentido de servicio, pues “el discernimiento debe llevar al cristiano hacia abajo –hacia los pobres, los más necesitados- no hacia arriba –buscando el beneficio personal o una carrera de crecimiento social” ya que todas las vocaciones están unidas en un patromino común, por lo que deben vivirse en plenitud, con valentía y audacia carismática a fin de animar a otros a buscar configurarse con Cristo, pues de otro modo, se afecta el camino de discernimiento de los hermanos y a la Iglesia en su conjunto.


Durante su segunda ponencia, el padre Lavaniegos abundó sobre los aspectos más importantes de la formación sacerdotal y religiosa para poder edificar sobre roca la vocación. Hizo hincapié en la necesidad de formación humana, intelectual e incluso emocional para tener una respuesta libre y congruente al llamado que Dios hace a cada uno.


Con el rezo de la hora intermedia guiada por Mons. Guillermo Ortiz Mondragón, Obispo de Cuautitlán y la inauguración de la Expocatólica, se dio fin a las actividades del Simposio Teológico 2019, para dar paso al programa del Congreso Eucarístico en el Poliforum Zamná, el cual comenzó con un mensaje del coordinador del evento, el Pbro. Lic. Juan Pablo Moo Garrido, quien invitó a los asistentes a dimensionar el sacramento Eucarístico como un acontecimiento comunitario que llama a la unidad.

Inmediatamente después Mons. Emilio Carlos Berlie Belauzarán, Arzobispo Emérito de Yucatán y encargado de la Dimensión Episcopal de los Congresos Eucarísticos Nacionales, se dirigió a los asistentes para hacer una síntesis de las ediciones anteriores y el impacto que han tenido en la piedad popular y en el trabajo por una sociedad más justa. Mencionó también que este CEN es preparatorio al Congreso Internacional que se celebrará el próximo año en Budapest, Hungría.

El Excmo. Sr. Piero Marini, presidente del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, dijo que las formas religiosas deben confrontarse con la realidad para humanizar el mundo, es decir, que los católicos deben generar una cultura eucarística: un modo de pensar y de vivir fundado en el sacramento de la donación.

El Dr. Fernando Casanova Ramos, ex pastor de la Iglesia Pentecostal y catedrático en historia y teología, compartió su experiencia de conversión en la conferencia “la Eucaristía me llevó a la Iglesia Católica”. Inició recordando las palabras fundacionales de la Iglesia católica hace ya más de dos mil años y advirtió del peligro de desvirtuar su misión al ver, por encima del amor a Dios, el pecado de sus miembros. “La eucaristía es el acontecimiento más importante del universo” pues en él Dios se pone al alcance de los hombres, les da vida y les permite conocer la historia de la salvación. Finalmente, invitó a los presentes a ser fieles seguidores de Cristo, a dejar la tibieza para ser testimonio en el mundo.

Para terminar esta jornada, se celebró la Santa Misa presidida por Mons. Gustavo Rodríguez Vega, Arzobispo de Yucatán y anfitrión del VII CEN 2019. En su homilía, el arzobispo mencionó que la sagrada Eucaristía fue profetizada a lo largo del Antiguo Testamento en diferentes momentos como alimento que da fuerza y se multiplica para nutrir a todos. Advirtió que la fatiga y el cansancio pueden ser la causa de la pérdida de la fe, porque falta el alimento fundamental: la Palabra y el sacramento, por lo tanto el católico está llamado a ser como los discípulos de Emaús, quienes en el camino largo y difícil se dejan acompañar por el Señor que quiere estar con ellos y se ha quedado con su pueblo en su sacramento que hace arder el corazón. Concelebraron la Santa Misa el Nuncio Apostólico, 17 obispos y más de 120 sacerdotes.

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