viernes, 31 de mayo de 2019

mayo 31, 2019
ZAPOPAN, Jalisco, 30 de mayo de 2019.- Cuenta Juancho Armas Marcelo que le preguntó una vez a Gabriel García Márquez que por qué no vivía en Colombia. El autor de "Cien años de soledad" le dijo que no quería vivir en un lugar donde todos le preguntarían todo el tiempo si era cierto que ganó el Premio Nobel.
"Nunca hay que volver a Ítaca. El escritor necesita exiliarse para crecer.  La distancia con su sociedad permite enriquecerse. Otra cosa es que el escritor está en una batalla prácticamente medieval, jugando en la tercera división. Hay que jugar con los equipos de primera división. Quitarte un poco el pelo de la dehesa. Si vas para atrás, terminas en la tribu de monos más primitivos. Monos de chiquiterías. Chiquititeces."
Carlos Franz: "Es curioso que la obsesión de la literatura estadounidense sea crear 'the Great American Novel'".
"Lo grandemente criticable es que los chamanes literarios han reducido la literatura a la calle del escritor. Es un absuro. Me irrita. Me incomoda. La producción de escritores malos en esta chiquititeces no puede ser. El escritor tiene que ser siempre internacional. 'Pero quieren ustedes eliminar a Rulfo'. Que haya cien Rulfos. Rulfo es internacional.
¿Cómo está jugando el instinto global al momento de la creación?
"Es cierto que Rulfo es internacional pero no va a ser leído igual en todo el mundo. Hay más cosas en Rulfo. A mí me pasó con mi primera novela. En Estados Unidos no se mencionó como una novela política. Fue recibida como una reflexión sobre la locura. Cuando fue traducida al árabe, ahí volvió a ser política de nuevo. Entendieron que tenía que ver con una violencia inmediata. No creo que haya una intención de internacionalidad. Por cada frontera que cruza, el libro gana un sentido nuevo. No es solamente que las lecturas sean distintas por país, también se transforman con el tiempo. Como en el caso de "Moby Dick". Tiene que pasar el tiempo para que conecte con los lectores. Cuando uno se pone a escribir, un libro tiene que partir de lo local, de lo que conozco. Si no, se notaría el artilugio".   
Alberto Chimal y J.J. Armas Marcelo. (EFE) 
La cubana Mayra Montero, el chileno Carlos Franz, el mexicano Alberto Chimal y el canario Juancho Armas Marcelo integraron la mesa "Literaturas fronterizas" en la III Bienal de Novela "Mario Vargas Llosa".

Juancho: "¿Qué porcentaje de instinto global podía tener Hemingway cuando oyó una historia en Cuba y creó "El viejo y el mar"? Él iba de La Floridita a La Bodeguita del medio al hotel Ambos Mundos. Se fascinó con la historia y le salió bien. Se cuenta la maldad de que la traducción de Lino Novás Calvo (autor de "Pedro el negrero", buenísima, se las recomiendo) es mejor que el original. Hubo otras cosas en Malcolm Lowry.
"¿Quién le mandó a Vargas Llosa meterse en Brasil? ¿Quién le mandó meterse en la República Dominicana? ¿El indio éste por qué se mete aquí a escribir? Algún aire respiratorio vibra en la tradición verbal de ese pueblo. Con todas esas cosas de chamanes insulares, chamanes pequeñitos..."
Mayra Montero: "Quisiera añadir una cosa a lo que dijo Juancho de la obligatoriedad de exiliarse para ser escritor. Es como si Perú se me convirtiera casi en un dolor. Es como si tuviera un gato en el estómago que se llama Perú. Yo encuentro que yo escribo menos sobre el Perú. No sé si fue una consecuencia directa de irme del Perú pero es un hecho tangible. En Perú yo era periodista. Había llegado como crítico literario. Nunca voy a saber si fue una cuestión de azar o no. En "El viejo y el mar" creo que fue la empatía".
"Entre los ausentes hay un escritor que todos conocen y con el que discuto -entente cordiale-. Se bajó del avión el domingo y el martes le dijeron que falleció su hermana, Juan Cruz.
Así concluyó la mejor mesa en la Bienal. (Mari Tere Menéndez Monforte)

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