jueves, 14 de febrero de 2019

febrero 14, 2019
TEHERÁN, Irán, 14 de febrero de 2019.- Un atentado suicida en el sureste de Irán ha acabado con al menos 20 miembros de la unidad de élite de la fuerza paramilitar leal al Líder Supremo, según la agencia oficialista Fars. La agencia IRNA cita a fuentes no oficiales que elevan la cifra a 41 muertos.

El atentado fue contra un bus que transportaba a miembros de la Fuerza Quds, en medio de una carretera. En el autobús iban 45 personas, según la misma agencia.

El ataque ocurrió en una carretera entre las ciudades de Zehadan y Khash, cerca de la frontera con Pakistán, en un área donde la insurgencia baluche golpea periódicamente contra las fuerzas de seguridad iraníes.

Fars atribuye el atentado a "terroristas takfiríes", un término usado habitualmente para referirse al Estado Islámico u organizaciones armadas afines. El medio explica que los atacantes emplearon un vehículo lleno de explosivos, que estalló al paso de un autobús que trasladaba combatientes de la llamada Fuerza Quds. Entre las víctimas hay 10 heridos.

Los restos del autobús en el que viajaban los miembros de la Guardia Revolucionaria. (AFP)

"Tras la gran derrota de la arrogancia global por parte del honorable y heroico pueblo de Irán en el 40º aniversario de la Revolución Islámica", ha declarado la fuerza Qods, en un comunicado publicado tras el atentado, "los terroristas takfiríes y los servicios de inteligencia, dependientes de regímenes de dominación y arrogancia, han golpeado al pueblo de Irán".

Fuentes oficiales no han precisado la autoría del atentado. Según varios medios locales, una organización armada denominada Yaish al Udl, de tipo salafista, ha reivindicado el ataque. Se trata de uno de los varios que operan en la provincia de Sistán-Baluchestán, un área tradicionalmente inestable. El tráfico de drogas y el separatismo violento están entre las razones.

Hace apenas dos meses, el seis de diciembre pasado, la ciudad portuaria de Chabahar, en la misma provincia, sufrió un atentado similar. Un coche bomba trató de penetrar en el cuartel central de Policía de la localidad, crucial en el transporte de mercancías del país. En aquella ocasión, los dos guardias del complejo policial frenaron el coche y así repelieron el ataque, a costa de perder sus vidas.

Irán ha sufrido, en los dos últimos años, una serie de atentados de magnitud mayor a la que sus fuerzas de seguridad y su población habían experimentado tras la década de los 80. El 22 de septiembre de 2018, pistoleros suicidas acabaron con 25 personas durante un desfile militar en Ahvaz, en el sureste del país. El siete de junio del año anterior, cinco suicidas del Estado Islámico mataron a 18 personas en Teherán.

El Gobierno iraní ha culpado a "células terroristas" dentro del país, pero también a países rivales de la región de haber contribuido al incremento de grandes atentados en su suelo. Este 11 de febrero, día de la Revolución, era una fecha señalada en rojo. Las medidas de seguridad se habían incrementado en el centro de la capital iraní, donde tuvo lugar la marcha más concurrida, sin incidentes.

Este miércoles, el comandante de la Guardia Revolucionaria Mohamed Pakpur había anunciado que las fuerzas de seguridad habían "desactivado varios ataques terroristas dentro del país y en sus fronteras". No especificó los lugares donde actuaron ni el tipo de amenaza abortada. El domingo pasado, el ministro de Inteligencia, Seyed Mahmud Alavi, anunció la captura reciente de miembros del Estado Islámico. (Lluis Miquel Hurtado / El Mundo)

0 comentarios:

Publicar un comentario