jueves, 31 de enero de 2019

enero 31, 2019
SANTIAGO DE CHILE, 31 de enero de 2019.- Tras casi dos décadas de investigación, los tribunales chilenos han fallado este miércoles que el expresidente democristiano Eduardo Frei Montalva no murió en la Clínica Santa María por complicaciones de una hernia, sino que se trató de un homicidio por envenenamiento. El fallecimiento de Frei, en 1982 —en plena dictadura de Augusto Pinochet— se convirtió en uno de los casos judiciales de mayor simbolismo en Chile. En su resolución, el magistrado Alejandro Madrid sentencia a seis personas por su participación en la muerte de Frei: dos médicos, dos tanatólogos y dos integrantes de la Central Nacional de Informaciones (CNI, la policía secreta de Pinochet). "Una sustancia química evidentemente colaboró a la situación definitiva que tuvo el expresidente", indicó el juez Madrid en una entrevista concedida al portal web del Poder Judicial chileno.

Eduardo Frei Montalva (1911-1982)

En opinión del abogado de la familia Frei, Nelson Caucoto, "se ha impuesto la justicia por sobre la impunidad". "Tenemos que alegrarnos que después de una larguísima investigación, se ha dictado una sentencia condenatoria en un crimen inédito en Chile, en la más grande operación de inteligencia que jamás se haya desarrollado en tiempo de la República", ha subrayado poco después de conocerse el fallo.

Padre del también expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que gobernó en Chile entre los años 1994 y 2000 —ya en democracia—, el exmandatario fue fundador de la Democracia Cristiana chilena, un partido que definió la política chilena en la segunda mitad del siglo XX. Durante su Gobierno, entre 1964 y 1970, llevó adelante transformaciones fundamentales como la reforma agraria y aunque fue uno de los más férreos opositores de su sucesor, el socialista de Salvador Allende (1970-1973), después del golpe de Estado militar se transformó en unas de las principales voces críticas del pinochetismo. En agosto de 1980, por ejemplo, hizo un llamado a las elecciones libres y abiertas en un evento conocido como Caupolicanazo, la primera manifestación organizada de una oposición que comenzaba a refundarse luego de la masacre. Frei era una figura peligrosa para el régimen: a diferencia de los líderes de la izquierda que salieron al exilio, había permanecido en el país y desempeñaba un papel importante contra la dictadura desde dentro de Chile.

En la sentencia, de 811 páginas, el juez Madrid condenó a 10 años de presidio efectivo al médico Patricio Silva como autor de homicidio simple. Como coautores del mismo delito, sentenció a siete años de cárcel a Luis Becerra —chófer de Frei e informante de la CNI— y a Raúl Lillo, agente civil de la policía secreta del régimen. En su calidad de cómplice, el magistrado condenó a cinco años de presidio a otro médico, Pedro Valdivia. Los tanatólogos Helmar Rosenberg y Sergio González, en tanto, por haber encubierto el homicidio deberán cumplir penas de tres años de privación de libertad, aunque no con cárcel efectiva.

El fallo conocido este miércoles va en la misma línea de lo que ha reclamado por años Carmen Frei Ruiz-Tagle, hija del expresidente: que la muerte de su padre fue un magnicidio. Parte de la familia de Frei nunca ha creído que su fallecimiento, el 22 de enero de 1982, se produjese por complicaciones derivadas de una operación rutinaria que, supuestamente, no tenía mayores riesgos. La presencia de agentes químicos en diferentes causas vinculadas a la acción de los servicios de inteligencia de Pinochet les hicieron sospechar hace 20 años de la acción de terceros.

La Clínica Santa María, a su vez, ha sido investigada en otros casos de alto alcance: fue en el mismo centro asistencial en donde murió Pablo Neruda en 1973. Según la versión oficial, el poeta falleció de un avanzado cáncer de próstata, pero hoy —en un caso que sigue abierto—, tras la exhumación del cadáver, se investiga si el Nobel efectivamente falleció a causa de esa enfermedad y la presencia de determinadas toxinas.

"Pinochet es el que encarga este magnicidio"

Las reacciones de la familia fueron inmediatas. En una cuidada puesta en escena desde la casa de los Frei en el oriente de Santiago, rodeado de parlamentarios en ejercicio y líderes políticos como el expresidente Ricardo Lagos, Frei Ruiz-Tagle señaló evidentemente emocionado: "Junto con la satisfacción de haber alcanzado un avance sustantivo en este caso, también nos embarga un enorme sentimiento de tristeza al quedar plasmadas con certeza las sospechas que siempre tuvimos en relación a la muerte del Presidente Frei".

El exmandatario agregó que "la batalla por establecer la verdad completa por el asesinato de Frei no se detiene aquí". "Conocer las responsabilidades políticas será nuestra próxima tarea (...) en particular, la participación que tuvieron en este crimen altas autoridades del Gobierno de la época. Lo que se hizo no fue solamente la tarea de unos cuantos agentes o unos médicos. Hay toda una preparación que algunos han calificado de maquiavélica y criminal".

Desde la sede de la Democracia Cristiana en el centro de Santiago, en tanto, la exsenadora Carmen Frei Ruiz-Tagle -que ha sido la más activa de la familia en el desarrollo del caso- indicó que la sentencia del juez deja establecido que su padre "fue asesinado por la dictadura cívico-militar que encabezó Augusto Pinochet". "Se trata del único caso de un magnicidio en la historia de Chile", indicó al exparlamentaria chilena. "Nada de lo que ocurrió en torno a la muerte de mi padre fue accidental o fruto del azar".

Lagos apuntó directo a la figura del dictador: "Augusto Pinochet es el que encarga este magnicidio", dijo, añadiendo que en esa época Chile era un país de "mentes desquiciadas".

El presidente Sebastián Piñera también reaccionó al fallo histórico. Haciendo un alto en sus vacaciones en el sur del país, condenó los hechos a través de su cuenta en Twitter y grabó un vídeo: "Quiero expresar mi más indignada condena a un acto tan cruel y tan vil y también hacer llegar mis más sentidas condolencias a la familia del presidente Frei Montalva y muy especialmente a sus hijos y también al partido Demócrata Cristiano (...) Estoy absolutamente convencido que la búsqueda de la verdad y la justicia es lo que nos va a permitir reencontrarnos y recorrer juntos los caminos del futuro". (Rocío Montes / El País)

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