domingo, 7 de octubre de 2018

octubre 07, 2018
RÍO DE JANEIRO, Brasil, 7 de octubre de 2018.- El candidato de la ultraderecha brasileña Jair Bolsonaro se impone en las elecciones presidenciales en Brasil con el 47,6% de votos, según cifras del Tribunal Superior Electoral (TSE) con el 86% de mesas escrutadas.

Los primeros datos del TSE sitúan en segundo lugar, con 27,2%, a Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT) y escogido candidato en sustitución de Luiz Inácio Lula da Silva, quien no pudo postular por su condición de preso y condenado por corrupción.

Si ningún candidato alcanza el 50% se llevará a cabo una segunda vuelta el 28 de octubre.


Estos primeros resultados muestran que Jair Bolsonaro obtuvo más votos de los que mostraban las encuestas en semanas recientes.

Jair Bolsonaro es un ex capitán del ejército y legislador con 27 años en el Congreso que ha cosechado su popularidad presentándose como un “salvador de la patria” frente a los políticos “corruptos” que llevaron a la mayor economía del continente a una debacle. 

La posibilidad de la segunda vuelta fue anticipada por una encuesta a boca de urna divulgada tras el cierre de las mesas por el instituto Ibope, que le adjudicó a Bolsonaro un 45% de los votos válidos, frente al 28% que habría obtenido Haddad.
Brasil

Un total de 147,3 millones de brasileños estaban llamados a votar en estas elecciones que son también legislativas, de gobernadores y de representantes de las asambleas de los estados.
Jair Bolsonaro

El vencedor reemplazará el 1 de enero al presidente conservador Michel Temer, el más impopular desde el fin de la dictadura militar (1964-1985).

Guerra en las redes

La campaña estuvo marcada por la impugnación de la candidatura de Lula, que era el favorito, por el atentado contra Bolsonaro y por una guerra de noticias falsas y desmentidos en las redes sociales, que le sacaron protagonismo a la televisión.

Los candidatos del centro nunca lograron despegar o su apoyo se derritió rápidamente, en un ambiente pasional. El tercero colocado, el centroizquierdista Ciro Gomes, tiene un 11% de intenciones de voto.

Bolsonaro ostenta un largo historial de declaraciones misóginas, racistas y homófobas. El pasado fin de semana, cientos de miles de mujeres salieron a las calles defendiendo la consigna "Él No".

Haddad, un ex alcalde de Sao Paulo poco conocido en otras regiones, trató de identificarse a fondo con Lula y pudo así heredar una buena parte del electorado de su mentor, sobre todo entre la población pobre que mejoró sus condiciones de vida bajo sus mandatos (2003-2010).

Pero también heredó el odio que Lula inspira entre quienes le reprochan los escándalos de corrupción revelados por la Operación Lava Jato y la crisis económica en la que se sumió el país bajo el mandato de su heredera Dilma Rousseff, destituida por el Congreso en 2016.

En la última semana, Bolsonaro recibió apoyos de poderosos sectores, como el agronegocio y las iglesias evangélicas.

También de jugadores de fútbol, entre ellos el legendario Ronaldinho Gaúcho, quien publicó una foto en Twitter vistiendo una camiseta con el número 17, de Bolsonaro.

"Por un Brasil mejor, deseo paz, seguridad y alguien que nos devuelva la alegría", afirmó el delantero de 38 años, que anunció su retiro en enero.

En su último video en Facebook, Bolsonaro prometió gobernar "inclusive" para los ateos y para los gays.

"Gobernaremos para todos, independientemente de su fe religiosa, incluso para quien es ateo. Gobernaremos para todo el mundo, para los gays incluso, que hay gays que son padres, que son madres", afirmó.

La presidenta del Tribunal Superior Electoral (TSE), Rosa Weber, abogó por la tolerancia, en un mensaje dirigido el sábado por la noche al país.

"Es legítimo y saludable que ejerzamos nuestras opciones observando las reglas del juego democrático, pero que lo hagamos viendo a quien piensa diferente de nosotros como alguien que merece respeto, tal como nosotros merecemos respeto", declaró Weber.

Uno de los temores es que una victoria de Bolsonaro saque de la esfera virtual la intolerancia contra grupos minoritarios.

Bolsonaro "no tiene un discurso de diálogo, tiene un discurso de guerra", afirma Ilana Strozenberg, profesora de antropología social en la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ).

Su llegada al poder conllevaría "un riesgo de exacerbación de las diferencias, en la medida en que su discurso expresa prejuicios" de clase e identidades sociales que, en boca de un gobernante, podrían "fortalecerse", explica. (AFP)

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