domingo, 14 de octubre de 2018

octubre 14, 2018
MADRID, 14 de octubre de 2018.- Hacer burradas con los burros está ahora prohibido en Grecia. El Gobierno se ha tomado el asunto muy en serio y ha prohibido que los turistas ("con sobrepeso") de más de 100 kilos o el equivalente a una quinta parte del peso del animal se suban a lomos de los asnos. El movimiento animalista llevaba tiempo protestando por las condiciones de trabajo de los pollinos en la isla de Santorini, habitual medio de transporte en las escarpadas laderas de una de las islas más bellas y visitadas del país. 


La decisión del Ministerio de Alimentación y Desarrollo Agrícola se queda corta, según los defensores de los derechos de los animales, ya que en su opinión, la limitación establecida no impedirá que los rucios tengan que subir más de 500 escalones varias veces al día y trabajen en condiciones, en ocasiones, de maltrato. La solución, para los animalistas, pasaba por la prohibición del uso de estas bestias para transportar turistas en la isla, tal como pidió PETA en una campaña en Change.org, que fue rubricada por unas 100.000 personas.

Los burros, uno de los emblemas de la idílica isla griega, son usados como medio de transporte, ya que los coches no pueden acceder a algunas zonas donde las calles que serpentean convirtiéndose en callejuelas.

Desde el pasado verano, fotografías de burros con graves lesiones y heridas han circulado por las redes sociales, junto con acusaciones de maltrato por parte de los dueños de los animales. Por eso, el Ministerio de Desarrollo Agrícola indica que los propietarios de los jumentos deben velar por su salud y bienestar, siendo responsables del suministro de alimentos y agua, de su limpieza y de sus posibles daños o enfermedades. Así, "bajo circunstancia alguna se deben usar burros si no son aptos para el trabajo, es decir, animales enfermos, heridos o en un estado de gestación avanzado".

Santorini, la más hermosa, como era conocida la isla por los griegos, y joya del mar Egeo, recibe cada año más de dos millones de visitantes, una buena parte arriba al archipiélago en crucero. Y precisamente estos han sido protagonistas de otra polémica este verano, cuando el alcalde, Nikos Zorzos, anunció que se llevará a cabo un recorte del número de viajeros que podrán desembarcar en la isla, para disgusto de los comerciantes y hosteleros, que ven con malos ojos que se corte el enorme chorro de visitantes, pese a la amenaza de colapso en la isla volcánica. (El País)

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