jueves, 6 de septiembre de 2018

septiembre 06, 2018
LOS ANGELES, 6 de septiembre de 2018.- Bigote perpetuo y cejas pobladas. Sonrisa de tipo afable y el sombrero de cowboy siempre a cuestas. Señas de identidad de Burt Reynolds, uno de los actores más carismáticos de la década de los 70 y un hombre que dejó su huella en títulos como Deliverance, Los caraduras, El rompehuesos o Los locos del Cannonball. Ayer, Reynolds falleció a los 82 años en un hospital de Florida.

La muerte la confirmó a la revista The Hollywood Reporter su representante, Erik Kritzer. Reynolds, nominado a un Oscar por Boogie Nights en 1997, estaba ingresado en el centro médico de Jupiter, una localidad al norte de Miami. La causa oficial de su muerte señala a un paro cardíaco.

(Hulton Archive / Getty Images)

Durante años, el actor de Lansing (Michigan) fue una de las grandes sensaciones de la taquilla estadounidense, destacando en el género de acción y también por rodar sus propias escenas de riesgo sin especialistas. Se hizo igualmente notorio por sus papeles en filmes románticos, compartiendo cartel con actrices como Dolly Parton, Goldie Hawn o Julie Andrews.

Pese a ser un hombre con un carisma indudable y venerado por multitudes, la crítica nunca lo tuvo demasiado en cuenta. Quizá por la selección de sus títulos, desenfadados y comerciales en su mayoría, alejados de la estela de los grandes premios, o por su aura de frívolo y poco serio.

El de Boogie Nights fue su único intento al Oscar, que acabó perdiendo frente a Robin Williams como mejor actor secundario en el año de El indomable Will Hunting. Lo suyo eran más galardones como el de Estrella masculina favorita otorgado por los American Movie Awards.

Él mismo se lamentó de no haber hecho más en sus memorias, But enough about me (Pero basta de hablar de mí). "No me abrí a nuevos escritores o a papeles arriesgados porque no estaba interesado en retarme a mí mismo como actor", dejó escrito. Y no por que no llamaran a su puerta. Pudo haber hecho de Han Solo, nada menos, un rol que al final fue a parar a Harrison Ford, o del astronauta Garrett Breedlove, el que inmortalizó Jack Nicholson en La fuerza del cariño. Albert R. Broccoli le llegó a ofrecer incluso que hiciera de James Bond, pero también rechazó la oferta. "Un americano no puede hacer de James Bond", argumentó. "Simplemente, no se puede hacer".

Aún así, su carrera estuvo plagada de títulos que contentaron a multitudes, un gran logro para el hijo de un ex jefe de policía cuya principal aspiración en la vida pasaba por el fútbol americano. El joven Reynolds, nacido el 11 de febrero de 1936, tenía talento para el deporte. Tanto que se ganó varias becas durante sus años de estudio en el sur de Florida, y llegó a soñar con dedicarse a ello profesionalmente. Una inoportuna lesión en la rodilla le obligó a contemplar otras opciones.

Consideró incluso hacerse policía, aunque su padre le convenció de que terminara primero sus estudios. Fue así como se decantó por la actuación. Una profesora de inglés le animó a que se apuntara a una obra de teatro de Shakespeare y logró hacerse con un premio estatal.

Su primer papel en televisión lo consiguió a finales de los 50 y su debut en el cine llegó poco después, en 1961 con Angel Baby, un drama de Paul Wendkos. La fama no le llegaría hasta el inicio de los 70 con Deliverance (Defensa), una cinta de John Boorman junto a Jon Voight.

Después llegaría una cadena de grandes éxitos y su consagración como el actor más taquillero del momento durante cinco años. Tampoco le fue mal con la televisión, especialmente en los años de Evening Shade, una sitcom de CBS que duró cuatro años en antena y que le sirvió para hacerse con un Globo de Oro. Y también grabó un disco junto a Dolly Parton en el 83. Reynolds vivió lo suyo, no se puede negar. (Pablo Scarpellini / El Mundo)

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