sábado, 21 de julio de 2018

julio 21, 2018
Pedro Echeverría V.

1. De entrada no pienso que Morena o el EZLN estén vendidos al gobierno, a la derecha, al PRI o al PAN; son movimientos muy honestos que surgieron en lucha por una sociedad menos injusta y hasta igualitaria. Pienso que en posiciones políticas, programas y experiencias,  el EZLN, que apareció en 1994 en Chiapas, con las armas en la mano, es de izquierda y el lópezobradorismo, que nació en 1988 en las elecciones y el movimiento cardenista, es de centro izquierda. Aunque persiguen el mismo objetivo (luchan contra la injusticia y la desigualdad) se confrontan porque las dos organizaciones tienen poder y liderazgo y, por lo menos desde 1994, ninguno está dispuesto a ceder en búsqueda de la unidad.


2. La unidad en la izquierda –históricamente- ha sido muy difícil porque pone el primer lugar la ideología revolucionaria (muchas veces marxista), el poder político, la desconfianza por la des honestidad.  (Al contrario, la unidad en la derecha (PRI, PAN, PRD)  es sólo un asunto de negocios, de dinero, de reparto de cargos, de confianza en cumplir tratos) En la izquierda la ideología puede ser sólo un disfraz para esconder intereses políticos de prestigio, dirección, competencia y control. Se ha desarrollado en su interior el oportunismo, pero en este caso de la unidad, el sectarismo ha sido dominante, mismo que a todas luces ha impedido la unidad. Se recuerda mucho “la unidad a toda costa” de los años 40 que llevó a los trabajadores a marchar tras el capital.

3. El EZLN ha lanzado fuertes acusaciones contra Cárdenas y López Obrador, en los tiempos que dirigieron el PRD y fueron candidatos presidenciales; así como por acciones de gobierno;  justificaron con ello el no apoyo al PRD y a Morena en los procesos electorales. Ante esas críticas los de Morena han limitado (o no han hecho) acercamientos para llegar a acuerdos. En lugar de ello, públicamente y en los pasillos, sólo se escuchan condenas e insultos del uno y otro bando. Se sabe perfectamente que el EZLN se presenta como “anticapitalista radical” y Morena es una organización electoral que declara estar en una “gran batalla contra la corrupción”, pero no quieren entender  sus radicales diferencias.

4.  Lo importante es reconocer avances y retrocesos en las estrategias de lucha. El EZLN dio un paso gigantesco el año de 1994, pero luego durante 24 años ha sufrido un estancamiento a pesar de sus esfuerzos por consolidar su fuerza y sus luchas. Morena de AMLO es electoral y 2018 parece su coronamiento, pero dado su carácter de gobierno deben esperarse varios meses para conocer hacia dónde va y prever sus posibilidades. Espero que los zapatistas del EZLN, la CNTE de profesores y otros grupos comprendan que por lo menos los siguientes seis meses del gobierno de AMLO son esenciales, fundamentales, para hacer avanzar el proceso de democratización; pero también entiendan que si éste resulta un fracaso puede ser de por lo menos una década más. (21/VII/18)

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