sábado, 30 de junio de 2018

junio 30, 2018
SOCHI, Rusia, 30 de junio de 2018.- En sesión de despedidas sonadas, Cristiano Ronaldo también se marchó del Mundial. Uruguay expulsó a Portugal amparada en su solvencia defensiva y en dos golazos de Cavani. Fue un partido intenso gestionado a partir de la rocosa resistencia de los suramericanos, el vínculo de Luis Suárez con Cavani y la exagerada dependencia de los lusos de su estrella, que no encontró ningún hueco.

Cavani salió lesionado después de marcar los dos goles con los que le dio el pase a Uruguay en Rusia 2018. Ahora los espera Francia (Fotos: Reuters)



Uruguay fue fiel a la memoria de su colección de delanteros inigualables. Francescoli, Forlán, Fernando Morena, Schiaffino, Ghiggia, Rubén Sosa y tantos otros que contribuyeron a la fama de una selección que, en realidad, se ha construido históricamente desde otros apellidos menos luminosos. Sus defensas, su relación con el cuerpo a cuerpo, la nómina que centrocampistas que destruyeron juego durante décadas y un buen elenco de porteros que se perpetúa en Rusia con Muslera. Escenificado en el partido de ayer, gobernaron Giménez, Godín, Cáceres, Vecino o Laxalt en el primer acto.

Sin florituras

Las hordas de Cristiano Ronaldo se midieron contra esa tradición singular. Una muralla con prestidigitadores por delante. Amaneció el partido torcido para los portugueses. Cavani y Luis Suárez fabricaron una obra de arte. Sin florituras ni purpurina, sin artificios ni violines. Pura sensación de dinamita. El cambio de juego de Cavani a la otra banda, la técnica recepción de Suárez, el pase con violencia al corazón del área y el remate el alma del delantero del PSG, que cruzó unos cuantos metros para tomar ventaja en la finalización. Maravilloso ejercicio de elocuencia.

Era el minuto seis y Uruguay echó cuentas: casi una hora y media para defender ese botín, siempre y cuando Cavani y Suárez no tuvieran otra ocurrencia. Uruguay es algo parecido al Atlético del cholismo. Un grupo solidario, que tapa cada agujero, cierra cada vía y penaliza cada error.


Portugal no ejerce ningún magnetismo con su fútbol. Le cuesta crear, su ritmo no es de vértigo y en partidos de barro como éste, le falta imaginación. Se grapa a la estrella del Madrid y vuelca todo en sus espaldas. Cristiano tiene capacidad para eso y más, pero Uruguay exhibe una solidez apabullante. Portugal no generó una ocasión por sus méritos en la primera parte. Solo un error de Bentancurt en una acometida vehemente permitió a Cristiano lanzar una falta al borde del área. Chutó mal el portugués. Solo acierta con España.

Portugal compareció con algo más de ambición en el segundo tiempo, impulsada por el carácter de Cristiano y un paso atrás de los uruguayos. Esos dos detalles colocaron el partido muy cerca de Muslera y en el primer envite, Pepe cabeceó a gol un saque de esquina bien elaborado.

A Uruguay le pilló con el paso cambiado, muy vencido el equipo hacia su retaguardia. Durante algunos minutos Portugal se pareció a la campeona de Europa, atacando por los lados sin depender en exclusiva de Cristiano. Giménez y Godín achicaron con todas sus extremidades. El viento había cambiado de signo. Uruguay se había comprimido en torno a su defensa.

En esa urgencia, Cavani rescató a su país con una genialidad. Le llegó el balón al borde del área, solo y escorado hacia un lado. Pero el delantero ya había imaginado el futuro. Visualizó el pase y su tiro con rosca, perfecto, al poste más alejado del portero. Gol magistral y Uruguay sin síntomas de dolor. De vuelta al origen y a su defensa.

Quaresma aportó frescura e ingenio por su banda y Portugal jugó convencida de la remontada. A Uruguay se le acabó la gasolina y los últimos minutos fueron un suplicio, acostada en tablas. Pero los lusos no encontraron a Cristiano y tampoco el resquicio para seguir soñando. (José Carlos Carabias/ ABC)

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