lunes, 18 de junio de 2018

junio 18, 2018
MADRID, España, 18 de junio de 2018.- El marido de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin, ingresó este lunes a las 8.13 en la cárcel de Brieva, en Ávila, después de que el pasado miércoles la Audiencia Provincial de Palma le diese cinco días para entrar en la prisión que él mismo eligiese. El centro penitenciario al que ha acudido el exdeportista —condenado por el Tribunal Supremo a 5 años y 10 meses— está destinado a mujeres, pero dispone de un pequeño módulo para hombres que llevaba cuatro años vacío. Ocupará la celda en la que cumplió su pena Luis Roldán, ex director general de la Guardia Civil. 

Urdangarín, este domingo en el aeropuerto de Madrid. (gtres / atlas)

La decisión de Urdangarin simplifica las medidas de seguridad que el Ministerio del Interior debía tomar para evitar que otros presos pudieran agredirlo o provocaran incidentes con él. “Es el preso más difícil que tenemos desde Roldán”, reconocen fuentes del departamento de Fernando Grande-Marlaska. De hecho, aunque Instituciones Penitenciarias puede trasladarlo de prisión, fuentes de Interior aseguraron este lunes que se mantendrá al cuñado del Rey en esta cárcel precisamente por las condiciones de seguridad que ofrece.

No obstante, estas mismas fuentes reconocen que este aislamiento también supone un endurecimiento de la pena. “Estar solo día tras día es muy duro”, coinciden en señalar varios funcionarios de prisiones, que destacan que serán precisamente ellos los únicos que tendrán trato directo con el preso. Roldán se quejaba, precisamente, de ello. En los 10 años que pasó encarcelado desde que ingresó en la prisión de Ávila en 1995 no tuvo contacto con otros presos ni pudo participar en actividades deportivas o culturales, pensadas para hacer más llevadera la estancia en prisión y propiciar la reinserción. En el caso del que fuera máximo responsable de la Guardia Civil, Interior llegó a destinar a la cárcel a cuatro policías armados para darle escolta ante el temor de que sufriera un atentado. Ahora, con Urdangarin no se ha plantado esta medida.

Desde que la cárcel fuese inaugurada en 1989, Interior ha utilizado el módulo de hombres para recluir a presos con alto riesgo de sufrir agresiones. Además de Roldán, por sus celdas han pasado arrepentidos de operaciones contra el narcotráfico que en su día dirigió el exjuez Baltasar Garzón y un condenado por colaborar con ETA, el ertzaina Mikel Sueskun. En la actualidad, en la cárcel cumple condena la exmiembro del comando Barcelona Dolores López Resino.

Sistemáticamente, todos los condenados varones que acuden a esta cárcel para cumplir sus penas son derivados a otras prisiones. Solo están en Brieva el tiempo necesario para su traslado a una cárcel cercana, principalmente las de Villanubla (Valladolid) y Segovia. Cuando alguno ha recurrido ante el juez de Vigilancia Penitenciaria esta decisión, el argumento esgrimido por Prisiones para reafirmarla es que es una cárcel de mujeres.

El socio, a Brians 2

Fuentes penitenciarias admiten que el módulo donde estará Urdangarin muestra cierto abandono. El lunes, la dirección ordenó limpiarlo para que pudiera ser ocupado inmediatamente por el marido de la Infanta. La última vez que se utilizó fue para alojar a las presas que estaban en la enfermería del centro mientras se acometían obras en esta. Hace dos años, el centro realizó una reforma para mejorar el sistema de calefacción de toda la cárcel.

El que fuera socio de Iñaki Urdangarin al frente del Instituto Nóos, Diego Torres, también agotó el plazo que se les había dado para ingresar en prisión y lo hizo este lunes en la cárcel de Brians 2, en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona), para cumplir la condena de cinco años y ocho meses que se le ha impuesto, informa Lucía Bohórquez. Torres registró el viernes un escrito en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma para solicitar la suspensión de la ejecución de la pena, y además ha pedido el indulto al Gobierno y ha reclamado que se paralizase su ingreso en la cárcel hasta que el Ejecutivo central resuelva sobre esta medida, algo que puede llegar a tardar un año. (Óscar López-Fonseca)

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