lunes, 7 de mayo de 2018

mayo 07, 2018
BANGKOK, Tailandia, 7 de mayo de 2018.. Inmerso en la oscuridad y sofocado por la falta de ventilación, el cliente de una particular cafetería de Bangkok puede meditar desde dentro de un ataúd sobre su actual forma de vida y además así obtener descuento en la consumición.

"Nuestro principal objetivo es transmitir la palabra de Buda basada en la enseñanza: 'cuando uno es consciente de su muerte disminuye su nivel de egoísmo'", dijo a Efe Veeranut Rojanaprapa, fundador del local "Kid Mai: Death Awareness" (Piensa de nuevo: conciencia frente a la muerte).


El empresario y académico especializado en problemas sociales señala que los intrépidos usuarios resurgen del féretro con la calma interior fortalecida, menos "codicia e ira" y convertidos en "mejor persona".

Con bebidas bautizadas como "nacimiento", "muerte", "vejez" y "sufrimiento", la cafetería abrió en enero con un ataúd blanco - rodeado de cetros florales y sillas que simulan la escena de un velatorio- como atracción central.

Tras acomodarse en el limitado espacio de la caja, una trabajadora de la cafetería asiste al osado cliente para encuadrar la parte superior hasta impedir la entrada del último resquicio de luz, aunque dos diminutos orificios permiten la entrada de aire.

"El cliente puede estar encerrado el tiempo que quiera. Al principio lo ve como una experiencia nueva, pero en un determinado momento comienza a cuestionarse asuntos personales, del estilo: ¿Cuál el propósito de la vida?", comenta Veeranut.

La reacción de los clientes no tarda en aflorar al salir del ataúd y plasman sus pensamientos en un libro de recuerdos anexo a la tumba ficticia.

"La muerte es un sabio consejero. Vida solo hay una y por ello debemos superar nuestros miedos y abandonar nuestra mezquindad (...) Sin conciencia sobre la muerte todo es trivial, ordinario", evoca Carlos Castañeda, cliente de la cafetería, sobre su experiencia.

Un prolongado túnel escasamente iluminado ejerce como entrada principal al local, cuyo patio sirve un atajo entre la avenida principal y una estrecha calle residencial.

A medida que los transeúntes avanzan por la galería unos cuadros comienzan a mostrar preguntas como: ¿Eres feliz con lo que haces?, ¿Hay alguien esperándote en casa? o ¿Cuál es tu meta por la que trabajas tan duro?

Para completar la enseñanza, los clientes pueden redactar su última voluntad, planificar su futuro rito fúnebre o escribir una carta que le será enviada en 10 años.

Ploy, otra de las feligresas del café, pide a su "yo futuro" que aprenda a perdonar "a otros y a si misma" y se compromete a ser una "persona exitosa" en el trabajo y el amor.

El académico achaca al "capitalismo" el actual descuido en Tailandia de las enseñanzas budistas.

"La sociedad actual es materialista, busca la felicidad a través de la compra u obtención de posesiones. Y por ello olvida u obvia el proceso o el camino que lleva al resultado", señala Veeranut.

La superstición y las creencias en el más allá, en forma de fantasmas o espíritus, están muy arraigadas en la sociedad tailandesa, por lo que algunos vecinos no han tardado en quejarse sobre la cafetería.

A modo de epitafio, sobre la corona de flores anexa al féretro, reza la frase: "Al final, nada te podrás llevar". (Noel Caballero / EFE)

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