martes, 6 de febrero de 2018

febrero 06, 2018
Pedro Echeverría V.

1. En 2016-17 vi en Javier Corral a un político honesto por su confrontación con Televisa y por algunos enfrentamientos con sus colegas panistas. En mi ingenuidad llegué a pensar que pronto se pasaría al bando de la izquierda y escribí dos artículos apoyando su confrontación discursiva frente al gobierno de Peña Nieto. Me propuse incluso acompañar en algún tramo a la Caravana Ciudad Juárez/CDMX para observar en vivo el ánimo de la gente. En uno de los artículos repetí la denuncia de Corral a la CONAGO y a partidos por no apoyar esta batalla que no se concretaba sólo a que le devuelvan dinero del presupuesto, sino que aparecía un asunto crucial: demostrar que en todas las campañas políticas del PRI se triangulaban miles de millones de pesos en beneficio del PRI que ponían al borde del castigo a Manlio Fabio, al secretario de Hacienda, a Peña Nieto.

2. Hoy puedo decir –yo que he estado en por lo menos seis: con el EZLN, con los electricistas, con la CNTE, tres con Sicilia- que esta caravana, encabezada por el gobernador de Chihuahua, fue un gran triunfo del gobierno de Peña dando continuidad –como gran burguesía explotadora y opresora- a todas las batallas en las que ha sometido a los trabajadores: ferrocarrileros, médicos, profesores, estudiantes, guerrilleros  (Chihuahua, Guerrero, Morelos, CDMX), electricistas, mineros, campesinos, etcétera. Repetimos desde hace más de 50 años que “el triunfo es la participación y la lucha”, aunque para mí siga siendo una ilusión. Entre tanto pasan los años, los siglos y más del 80 por ciento de la población sigue produciendo riquezas y casi sin qué comer.  Esas batallas traicionadas o que llegan a la mitad, desaniman la participación de la gente.

3. Por ello los pesimistas y nihilistas parecen tener razón cuando demuestran que por lo menos en los últimos 100 años  todas las luchas de los trabajadores han sido traicionadas y derrotadas. En muchas de ellas sus líderes han terminado en la cárcel o asesinados y en otras sus dirigentes han terminado negociando vergonzosamente con el gobierno o el empresario, dinero, cargos políticos, o, de plano, se han retirado de la política. Sería importante revisar históricamente cuántas veces los trabajadores hemos ganado batallas y cuántas veces hemos perdido dando paso a que la clase dominante se consolide. ¿En los últimos cinco años cuántas decenas de veces nos ha parecido que “ahora sí la burguesía no se podrá salvar de las evidentes acusaciones en su contra” y con la risa en los labios y la burla, usando sus experiencias, se sale de todos los problemas?

4. Apunta muy bien mi amigo Hernández Navarro en su artículo: “La bolsa o la justicia” en la La Jornada: “Juzgada la movilización únicamente por esos grandes objetivos, su saldo final es decepcionante. No logró ninguna de esos ambiciosos propósitos. Fue el parto de los montes (los montes parieron ratones)… Con la negociación de Javier Corral y el gobierno federal, Ricardo Anaya recibió una bocanada de oxígeno, nada despreciable en una campaña electoral que tiene un candidato puntero y dos que marchan en tercer lugar. Que cada quien saque sus conclusiones de ello. Recuerdo los debates de Fernández Noroña en el congreso de los diputados donde éste despedazó a Corral y a los diputados panistas. Luego el mismo Noroña me comentó que Corral no era tan malo porque era “un demócrata progresista” influyendo en mí esa idea. La bolsa o cuello, como diría el japonés.

5. ¿Por qué los trabajadores somos siempre derrotados en nuestras demandas, protestas, luchas, por los grandes políticos y empresarios? Yo desde hace 50 años se lo atribuyo al enorme poder político y económico de la clase dominante y al entretenimiento del que son víctimas los trabajadores por el enorme peso ideológico de los medios de información. La clase dominante, desde el triunfo de su revolución burguesa 1910-17, sólo en un 10 por ciento ha usado el poder bruto de sus fuerzas armadas; el 90 por ciento de su dominio ha descansado en la ideología, el entretenimiento, la confusión, usada por los medios de información y en parte por la misma escuela burguesa. O sea, en vez de poner el acento en el encarcelamiento y el asesinato de los luchadores de oposición, pone el acento entre diversas formas de entretenimiento, en la mentira informativa y en la tergiversación de los hechos.

6. El asunto de Chihuahua, la triangulación de miles de millones del presupuesto público para repartirlo en beneficio de las campañas del PRI-gobierno, el desfalco de Odebrecht, el asunto de los gobernadores corruptos y mil casos más, pronto el gobierno les dará una solución: saldrán de la cárcel o de plano no llegarán a ella. Si no hemos ganado nunca batalla alguna, pienso que cuando los trabajadores ganen una o dos batallas importantes a la burguesía podríamos pensar que estamos en las puertas de la gran revolución, es decir, que la burguesía ya no puede gobernar porque han enloquecido y los trabajadores ya no soportan ningún gobierno y ocupan todas las calles del país. Será el momento en que repiquen las campanas, las luces voladoras se lancen al cielo y las fronteras se cierren para capturar a inversionistas y explotadores. (6/II/18)

http://pedroecheverriav.wordpress.com

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